El presidente del gobierno español en funciones, Pedro Sánchez,/Foto: Fuente externa.
ESPAÑA.-El presidente del gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, defendió el miércoles en un debate parlamentario su controversial pacto de amnistía para separatistas catalanes, el día antes de que el líder socialista pida el apoyo del Congreso de los Diputados para formar un nuevo gobierno.
Sánchez ha conseguido el apoyo público de seis partidos más pequeños para asegurarse la mayoría absoluta de 176 votos a favor de reeditar su gobierno de coalición en minoría con el grupo izquierdista Sumar.
La controversia giraba en torno a acuerdos firmados con dos partidos separatistas catalanes, que incluían un compromiso de aprobar una ley de amnistía que eximiría a cientos de separatistas catalanes inmersos en problemas legales por su papel en el intento fallido de secesión en 2017 de la acomodada región nororiental. Los acuerdos incluyen al expresidente regional de Cataluña, Carles Puigdemont, que está prófugo de la justicia española desde su huida a Bélgica hace seis años.
“Vamos a impulsar la convivencia y también el perdón”, declaró Sánchez a los legisladores en referencia a la amnistía.
En Cataluña y en otros territorios de nuestro país hay ciudadanos y ciudadanas que consideran que estarían mejor siendo independientes. El gobierno de coalición progresista que pretendo encabezar no comparte esa idea. Nosotros estamos convencidos de que una España unida es una España mejor”, añadió.
Sánchez criticó al opositor Partido Popular por su intransigencia ante los separatistas, lo que según dijo solo llevó a más catalanes al campo separatista cuando el PP estaba en el poder. Aseguró que su decisión de indultar a líderes separatistas en 2021 redujo las tensiones con Cataluña.
“El diálogo, la generosidad y el perdón creo que han funcionado y han ayudado. Por eso nuestro propósito es seguir aplicándolos durante los próximos cuatro años”, afirmó, suscitando aplausos de su partido y abucheos de la oposición.
Los jueces españoles han criticado duramente la propuesta de amnistía, que han tachado de intrusión de la rama legislativa en la separación de poderes. La Unión Europea está revisando el texto.
El acuerdo de amnistía ha provocado protestas en Madrid e incluso en Barcelona, la capital de Cataluña. Los partidos conservadores y de ultraderecha en la oposición acusan a Sánchez de traicionar a la nación al conceder la amnistía para mantenerse en el poder. Se esperaban más protestas el miércoles en el centro de Madrid, donde el edificio del Congreso estaba bajo un fuerte dispositivo de seguridad.
“A quienes han manifestado de manera pacífica, les muestro mi respeto y reconocimiento”, dijo Sánchez antes de defender la constitucionalidad de su apoyo.
Sánchez dedicó gran parte de su discurso a presentar su plan de gobierno. Comparó sus propuestas de ampliar los derechos de las mujeres y combatir el cambio climático con lo que calificó de la agenda reaccionaria del PP, que ha forjado alianzas con el ultraderechista Vox en varias regiones.
“El único muro eficaz contra las políticas de la ultraderecha ha sido el gobierno de coalición”, manifestó el mandatario.
Sin embargo, si Sánchez, que gobierna desde 2018 y es uno de los líderes socialistas que más tiempo lleva en el poder en Europa, perdiera la votación del jueves, tendría una segunda oportunidad el sábado, cuando solo necesitaría más votos a favor que en contra.
Si Sánchez consigue apoyo suficiente en la cámara de 350 escaños, la formación del nuevo gobierno pondría fin a un periodo de incertidumbre política desde las elecciones inconcluyentes del 23 de julio, que dejaron un parlamento muy fracturado. El PP fue el partido con más votos, pero no pudo formar coalición cuando lo intentó en septiembre.
Aparte de la amnistía, Sánchez tuvo que hacer más concesiones al partido de Puigdemont Junts y su rival separatista Esquerra Republicana de Catalunya.
Los socialistas acordaron con ERC condonar millones de euros de deuda para la región y cederle el control parcial de los servicios de tren de cercanías. El partido de Sánchez cedió después a la presión de Puigdemont para permitir que Cataluña se quede con más de sus ingresos fiscales y, algo más controversial, abrir negociaciones sobre la posibilidad de debatir un referendo de independencia para Cataluña, pero dentro de los límites de la Constitución española.
Sánchez ha defendido sus acuerdos con el argumento de que ayudarán a seguir normalizando la situación política en Cataluña y reducir más las tensiones entre Madrid y Barcelona. Los partidos separatistas han perdido poder en las últimas elecciones, mientras que los socialistas de Sánchez han crecido en Cataluña.
El acuerdo también supone que, por primera vez en casi una década, el partido de Puigdemont abandonó su posición de intentar desestabilizar al Estado español y, al menos por ahora, garantiza que Sánchez se mantiene en el poder al acordar votar con el gobierno en leyes importantes.