España, Irlanda y Noruega reconocieron este miércoles la existencia del Estado palestino, una decisión histórica que ha provocado la condena de Israel y el júbilo del pueblo palestino.
«El reconocimiento del Estado de Palestina no es solo una cuestión de justicia histórica con las legítimas aspiraciones del pueblo palestino; es, además, una necesidad urgente para lograr la paz», dijo en las últimas horas Pedro Sánchez, jefe del gobierno español.
«Los palestinos tienen un derecho fundamental e independiente a tener su propio Estado. Tanto israelíes como palestinos tienen derecho a vivir en paz en Estados separados», había dicho el primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, al anunciar la decisión.
El Ministerio de Asuntos Exteriores palestino, con sede en Cisjordania, había expresado su satisfacción al conocer la intención de los tres gobiernos europeos.
«Con este importante paso, España, Noruega e Irlanda han demostrado una vez más su compromiso inquebrantable con la solución de dos Estados y con la entrega de la justicia largamente esperada al pueblo palestino», dijo en un comunicado.
Hamás respondió al anuncio atribuyendo la medida a la «valiente resistencia» del pueblo palestino.
«Estos reconocimientos sucesivos son el resultado directo de esta valiente resistencia y de la legendaria firmeza del pueblo palestino», afirmó a la agencia de noticias AFP Bassem Naim, un alto dirigente de Hamás.
El grupo considera que el reconocimiento de estos tres países europeos podría ser un punto de inflexión en la posición internacional sobre la cuestión palestina.
En Israel, la decisión causó gran malestar.
El gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu, retiró a sus embajadores en estos tres países europeos, pero además convocó a los diplomáticos de esos países en Israel para darles una «reprimenda».
«La historia recordará que España, Noruega e Irlanda decidieron conceder una medalla de oro a los asesinos y violadores de Hamás, que violaron a adolescentes y quemaron a bebés», señaló el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz.
«Israel no se quedará ante esto en silencio: su medida tendrá graves consecuencias», dijo.
España e Irlanda señalaron que la decisión no va contra Israel ni a favor de Hamás, sino en apoyo de la paz.
Analistas estiman que, pese a la medida anunciada por estos tres países europeos, todavía existen enormes obstáculos para que los palestinos cuenten con un Estado propio viable.
Un «gesto simbólico» si no aborda otras cuestiones
James Landale, corresponsal diplomático de la BBC, señala que el paso tomado por Irlanda, España y Noruega incrementará la presión sobre otros gobiernos europeos -incluyendo Reino Unido, Francia y Alemania- para que también reconozcan al Estado palestino.
Advierte, no obstante, que lo ocurrido este miércoles es en gran medida un gesto simbólico si no aborda también otras cuestiones vitales.
¿Cuáles deberían ser las fronteras? ¿Dónde debería ubicarse la capital? ¿Qué deberían hacer ambas partes primero para que esto ocurra?
Landale indica que son preguntas difíciles sobre las que no se ha llegado a un acuerdo y que no han podido ser respondidas satisfactoriamente durante décadas.
«Hoy, unos cuantos países más en Europa creen que debería haber un Estado palestino. Sus partidarios aplaudirán la medida, sus oponentes la condenarán», afirma Landale.
«Pero es poco probable que esto cambie la sombría realidad para los palestinos en el terreno».
¿Qué efectos tiene en la práctica?
El reconocimiento otorgado por Irlanda, España y Noruega al Estado palestino recae sobre la Autoridad Palestina (AP), el gobierno secular que encabeza el partido Fatah, que tiene su sede en Cisjordania y que es reconocido por la comunidad internacional como el representante legítimo de los palestinos.
En 2007, Hamás expulsó a tiros a la AP de Gaza y, desde entonces, los territorios palestinos se encuentran divididos en dos bloques gobernados por fuerzas distintas que no han logrado reconciliarse.
Hamás, de hecho, es considerado como una organización terrorista por la Unión Europea, de la que son miembros Irlanda y España. En cuanto a Noruega, que no es miembro de la UE, ha descrito el ataque de Hamás del 7 de octubre como «un acto terrorista».
De acuerdo con la prensa irlandesa, el gobierno de ese país aumentará el nivel de su representación diplomática en Ramala -donde tiene su sede la AP- al nivel de embajada, mientras que lo mismo ocurrirá con la actual representación palestina en Dublín.
El ministro de Exteriores de Noruega también anunció que convertirá en embajada su actual representación diplomática en Cisjordania.
En el caso de España, su ministro de Exteriores, José Manuel Albares, dijo en una entrevista en la Cadena Ser que seguirán trabajando con las representaciones diplomáticas existentes. En este caso, esas relaciones se canalizan a través del consulado de España en Jerusalén y de una embajada palestina en Madrid.
Una cuestión que divide
El reconocimiento de un Estado palestino ha generado controversia en la comunidad internacional durante décadas.
El 15 de noviembre de 1988, la Organización por la Liberación de Palestina (OLP), reconocida internacionalmente como el principal representante de los palestinos, declaró por primera vez la creación del Estado de Palestina.
No definió fronteras, pero nombró a Jerusalén como su capital.
Una minoría de países europeos ya reconoce un Estado palestino. Entre estos se encuentran Hungría, Polonia, Rumania, la República Checa, Eslovaquia, Bulgaria, Suecia, Chipre y Malta.
Pero muchas naciones europeas -y Estados Unidos- dicen que reconocerán un Estado palestino sólo como parte de una solución política a largo plazo al conflicto a través de la conocida como «solución de dos Estados», en la que tanto israelíes como palestinos acuerden tener sus propios Estados con sus propias fronteras.
Irlanda, España y Noruega dicen que lo están haciendo ahora para iniciar un proceso político, pues consideran que para que haya una solución sostenida a la crisis actual hace falta que ambas partes puedan aspirar a algún tipo de horizonte político.
Analistas apuntan que estos tres países también están respondiendo a presiones políticas internas para mostrar más apoyo a los palestinos.
En el pasado, la posición de muchos gobiernos occidentales era que el Estado palestino debería ser un premio para un acuerdo de paz final.
Estados Unidos, entre estos, respalda la llamada solución de dos Estados , pero dice que debería surgir mediante negociaciones directas entre las dos partes.
Latinoamérica y la cuestión palestina
Históricamente, la mayoría de los gobiernos de izquierda en América Latina han mantenido un tradicional apoyo a la causa palestina.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha sido uno de los más críticos con Israel desde el comienzo de la actual guerra en Gaza, cuyo detonante fueron los ataques de Hamás del 7 de octubre, cuando militantes de ese grupo palestino irrumpieron en Israel, matando a cerca de 1.200 personas y secuestrando a unas 250.
Desde entonces, más de 35.000 personas, en su mayoría civiles, han muerto en la ofensiva israelí en Gaza, según el Ministerio de Salud dirigido por Hamás.
Nicolás Maduro en Venezuela y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva han acusado a Israel de «genocidio» contra el pueblo palestino.
Da Silva incluso comparó la situación con las acciones de Adolf Hitler contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, 143 de los 193 miembros de Naciones Unidas reconocen a Palestina como Estado, pero en la lista no figuran Estados Unidos ni Reino Unido, ni ningún otro miembro del G7, el grupo de las siete economías más avanzadas del mundo.
En América Latina, hay 19 países que han reconocido la existencia del Estado palestino: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
El único país latinoamericano que no reconoce un Estado palestino es Panamá.
Panamá también fue la única nación de la región que votó en contra de que los palestinos obtuvieran el estatus de «Estado observador no miembro» de Naciones Unidas, en una histórica votación que tuvo lugar a finales de 2012.
Tras el estallido de la guerra, y a medida que avanza la devastación de Gaza, gobiernos latinoamericanos, como los de Chile, Honduras y Colombia, han retirado a sus embajadores en Israel.
Colombia y Bolivia han dado un paso más al romper relaciones con los israelíes.
Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza continúa deteriorándose a medida que continua la ofensiva militar israelí.