MADRID. – «Yo sí te creo». Con este lema, miles de españoles están apoyando en la calle y en redes sociales a la víctima de una presunta violación colectiva, ocurrida durante la fiesta de los Sanfermines en Pamplona, en un caso que tiene a buena parte del país en vilo.
Cinco jóvenes sevillanos, de entre 27 y 29 años, son juzgados desde mediados de noviembre en Pamplona acusados de violar en grupo a una chica de 18 años durante las fiestas de San Fermín, que cada año atraen a decenas de miles de turistas a esa ciudad del norte de España.
Los hombres grabaron los hechos, el 7 de julio de 2016, y al día siguiente fueron detenidos. Desde entonces han estado en prisión preventiva.
Desde el inicio del proceso, se han filtrado cada día detalles escabrosos sobre «La Manada», el sobrenombre que se daban los acusados en un grupo de WhatsApp, donde presumieron de sus actos.
La fiscalía ha pedido 22 años de prisión para los cinco, que niegan haber tenido una relación no consentida con la joven, y que sólo reconocen haberle robado su teléfono móvil.
Agustín Martínez Becerra, abogado de varios de los acusados, aseguró que lo que se escucha en los videos grabados «no implica ni el consentimiento ni la interpretación contraria».
Una polémica muy mediatizada
Lo que ha incendiado la percepción pública del caso fue la decisión del juez de incluir en la instrucción la investigación de un detective privado sobre la vida de la denunciante.
A partir de ahí se ha extendido por redes sociales la fórmula «Yo sí te creo», que ha aparecido incluso en graffitis en Madrid y ha sido coreada en manifestaciones de miles de mujeres en diversos puntos de España.
Y es que «lo que pretende culpabilizar a la víctima de La Manada, sembrar dudas sobre su condición moral, es que se atreviera a salir a la calle, a tomar copas con sus amigas, después de haber sido violada, en lugar de quedarse en su casa con todas las persianas bajadas y la cabeza cubierta de ceniza», explicó indignada en la radio la escritora Almudena Grandes.
«Una víctima tiene derecho a intentar rehacer su vida y sobre todo a aparentar que no ha pasado nada», abundó en declaraciones a la prensa el abogado de la denunciante, Carlos Bacaicoa.
«Frente a la contundencia de los datos todavía hay discursos que juzgan la veracidad de los hechos», comenta Laura Nuño Gomez, directora del observatorio de igualdad de género en la universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Según esta jurista de izquierdas, las manifestaciones de repulsa en el país se deben a un «retroceso» en los derechos de las mujeres.
Dichas movilizaciones se suman además a las que hubo durante el verano en apoyo a Juana Rivas, una mujer andaluza víctima de maltrato por parte de su excompañero italiano al que finalmente entregó sus dos hijos, por orden judicial.
Rompiendo el silencio
«Es muy duro ser víctima de una violación y luego tener que pasar por todo esto; que te juzgue no sólo un juez sino que te esté juzgando la sociedad española completa», afirma a la AFP María Silvestre, socióloga en la universidad Deusto de Bilbao.
La avalancha de denuncias por presuntas agresiones sexuales iniciada en octubre en Estados Unidos con el caso del productor cinematográfico Harvey Weinstein no ha tenido demasiado eco en España.
Y es que el país, pionero en el combate contra el maltrato a las mujeres, ha estado acaparado por el conflicto político catalán. No obstante, algunas han roto el silencio.
En un artículo impactante, la periodista Ruth Toledano, de la publicación digital eldiario.es, describió en detalle la violación que sufrió por parte de un desconocido hace 20 años.
«Yo cuento mi experiencia personal para dar testimonio de que nadie tiene la potestad de determinar cómo han de ser el comportamiento y la vida de una mujer libre, ni antes ni después de una violación», dijo Toledano.