Las elecciones del 23 de julio en España representan un gran reto a la democracia española. La izquierda por una parte (PSOE) ha perdido contacto con el pueblo español en cuanto al discurso progresista, incluso se ha debilitado como organización en el territorio peninsular y sus organizaciones partidarias en el extranjero, a pesar de que ha ejecutado políticas sociales y económicas correctas. La derecha (PP) ha derivado por la influencia de VOX en un discurso populista cargado de emociones viscerales y una agenda negadora de derechos, además de tener un candidato díscolo.
Sin solucionar el tema de las autonomías que demanda avanzar más allá de lo alcanzado en la Constitución del 1978, es un tema que ha servido para generar emociones chovinistas, irracionales de suyo, que únicamente tiene como logro el cese de la violencia terrorista en el País Vasco. Luciera que los actores políticos españoles no trascienden el momento del 1936 y a casi 100 años de la Segunda República les falta creatividad y voluntad política para forjar una unidad de los pueblos de España que responda al siglo XXI.
Gravita en ese contexto el empuje de la extrema derecha europea que ha impulsado la secesión del Reino Unido mediante mentiras y el ascenso de gobiernos populistas en Hungría, Polonia e Italia, y votaciones importantes en otros países. La crisis francesa que avanza sin soluciones de fondo es otra señal muy peligrosa. La falta de liderazgo europeo frente al caso Ucrania ha convertido a la Unión Europea en un vagón de cola de la agenda de los Estados Unidos, en perjuicio de la calidad de vida de los europeos.
Es de tontos pensar que estamos frente a un ascenso del fascismo, ya que las condiciones objetivas que impulsaron el ascenso de Mussolini y Hitler al poder no existen hoy día. Una cosa es cierta, el incremento del racismo, la xenofobia y la misoginia no pinta los valores que crearon la Europa del presente. Los migrantes sirios y africanos no son tratados de semejante manera a la de los ucranianos, pero eso es fruto de la imposición de los Estados Unidos y sus proyectos bélicos. La rusofobia es la insensatez más grande de Europa hoy día, sin negar que Putin es un líder autoritario.
No soy adivino pero espero que el resultado electoral pueda pactar una alianza hacia el centro y no hacia la derecha radical. Si VOX logra timonear, aun en minoría, un gobierno español, a los españoles y españolas les esperan horas amargas en calidad de vida y una grave crisis en el respeto a la dignidad de todos. Es un momento crucial de la democracia hispana, a nadie le quepa la menor duda. El nacionalismo arcano predicado por esa hueste de políticos inspirados en lo peor no le rendirá ni un solo fruto positivo a esa sociedad.