Escribir bien pensado, para no ofender a los “Honorables”

Escribir bien pensado, para no ofender a los “Honorables”

Escribir bien pensado, para no ofender a los “Honorables”

Porque: Autosugestionarse es solo el

Principio de la esclavitud.

“La libertad es la facultad de obrar

En todo cuanto la ley

No prohíba.”

Escribir sin aparente sentido o tema, no es malo del todo. Te pueden catalogar de expresar disparates y no es malo, porque quizás no mentirían; podrían decir que zapatero a sus zapatos, ya que se consideran dueños y amos del expresarse; si no te gusta como los “buenos” regalan el erario, te pueden acusar de apóstata, y es posible que tengan algo de cierto, claro, sin admitir que han sido ellos los que te han llevado a ese estado.

Por razones como estas, no me gusta referirme a temas cual si fuesen una crítica interesada, personal y de eso nos cuidamos, ya que podría implicar deseos ocultos que conlleven a emitir juicios de valores, dar lugar a interpretaciones hasta con inclinaciones políticas para favorecer tal o cual partido, mejor dicho, “facción política”, ya que de pensamiento, visión, ideología o de acción, no existe ninguno que sea monolítico. Es por eso que hablamos de intereses institucionales, que en realidad deberían de ser los importantes, ya que favorecen a todos los ciudadanos de este pueblo medio pendejo, o total, como a usted le parezca mejor.

Sí, porque nos distraen con temas baladíes de los cuales nos reímos, gozamos, compartimos y hasta nos ponen a discutir unos con otros mientras “ellos”, celebran a puertas cerradas sus bellaquerías y tácticas supuestamente de guerra contra el “compañerito” ¿enemigo? Jajajajaja, que locura ésta, unos pendejos como siempre dejándose coger de tontos útiles mientras “ellos” arropan los temas neurálgicos con el silencio y la irresponsabilidad.

Estamos en medio de situaciones muy complejas en apariencia, pero que en resumen sólo se trata de ambiciones personales, de liderazgos  apandillados donde uno propone y los demás se encargan de elaborar o ejecutar con un desparpajo que asombra. Y eso, sin hablar de “leyes” coercitivas para los pendejos que muestren cualquier disgusto ante sus “bellaquerías” y donde su comportamiento cada vez se parece más a los grandes carteles de las drogas, que matan al mensajero para convertirlo en el mensaje. Sssss que de eso no se puede hablar, porque lo han convertido en un crimen a su “honorabilidad”.

Continuar con este esquema de hacer política para gobernar un pueblo, solo nos puede conducir a una catástrofe más tarde o temprano y sé, que no conozco sobre muchas cosas, mejor dicho, sé que conozco muy poco de muchas cosas, pero una de ellas es que hacer lo mismo y con los mismos, esperando resultados diferentes, es una locura, como por igual sería permanecer sin evolucionar, ya que esto conduce al estancamiento, que es lo mismo que decir muerte. Y no me lo invento yo, sino, que todo el mundo lo sabe y conoce.

Pero hay que andar con pies de plomo para no ser sometido por algún “honorable”, que se sienta aludido u ofendido en su “honorabilidad”. A pesar, de que para calificar lo que se está publicando en los medios por estos personeros de la política y que a manera que transcurre el tiempo se hace más difícil determinar si es lo cierto o es una terrible infamia causada por intereses ocultos de un grupo o un individuo, todo lo cual hace parecer que existe una maldita conspiración para a través del miedo y las amenazas, implementar el silencio coercitivo en contra de la libertad, con la única finalidad de esclavizar hasta las ideas.

Por eso me siento traicionado en el pensamiento; traicionado en el accionar y traicionado por quitarme la esperanza; sí, la esperanza de un nuevo renacer de la institucionalidad y traicionado por sentir que la democracia se ha convertido en una dictadura, sin diferencia alguna si es una familia, una claque o una dinastía pero, traicionado al ver que en las últimas décadas, nada funciona si no es para un grupo. El que tenga dudas que busque en todos estos últimos años, las designaciones, sin tener que agregar más nada. “¡Ay de los vencidos!”.

¡Sí señor!



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