Amado lector…permítame contarle una escena de una película apocalíptica que causó en mí un gran pánico, de tal forma, que hasta el día de hoy el frío sigue arropando mi interior, y no he dejado de reflexionar sobre el porvenir.
El cuadro inicia con el acordonamiento de un área en la cual se resguarda un bien muy preciado y escaso que es buscado por muchos.
Recuerdo que mientras los guardias acordonaban aquel lugar los infortunados se percataron de que algo no muy común estaba por suceder, así que poco a poco alrededor del anillo de seguridad aquellos desamparados iban colocándose en posición de apercibimiento.
Una vez terminado con el aislamiento del área y estando rodeados por miles de seres humanos, aquellos quienes tenían en sus manos el más preciado de los bienes, entendieron que era el momento indicado para rescatar con su labor a los que se encontraban del otro lado e iniciar con el reparto.
A seguidas, hace su entrada esperanzadora un gran camión y todos los de afuera con ojos de felicidad se acercaban aún más con el fin de ser uno de los agraciados.
Al parecer todo iba marchando como lo planeado, acordonar el área, entregar y marchase hasta el próximo año. Pero de repente algo falló, las raciones se terminaban, la gente de afuera se desesperaba; mientras se llamaba a la calma, era como encender aún más el fuego y la desesperación que arropaba a los que no habían abrazado lo que le tocaba.
De un momento a otro fue violada el área de seguridad, todo se convirtió en una anarquía, la ley del más fuerte se imponía, obligando a los de adentro a retirarse.
Amado lector… el temor se apoderó de mí cuando pude apreciar que lo que observé no era una de las sagas de la película “pre apocalíptica Mad Max”, no, se trataba de una de las dádivas que para estas fechas el gobierno de turno y los partidos de oposición ofrecen a los dominicanos…