Ana Blanco
Tengo que hacer una confesión. Me encantan las películas navideñas. Las veo todas y las espero cada año. Me gusta mucho sentir el espíritu de estas fechas.
Esta semana vi una que se me había escapado de hace unos años (“Last Christmas”), no es la mejor, pero hubo una escena que me puso a pensar.
Uno de los personajes comparte con otro algo que alguien le dijo una vez y que le ayudó a encontrar el sentido a las cosas, a soltar esa presión tan grande del entorno por ser especial y diferente.
Cito textual: “Ser humano ya es difícil. Cada pequeña acción cotidiana forja o arruina un carácter. Significa que estás hecho de todo lo que haces”.
Y eso me puso a pensar en todas las pequeñas acciones y decisiones que tomamos cada día a las cuales no les damos importancia, fijando nuestra vista en grandes cosas, en ser, eso, especiales o diferentes, sin darnos cuenta que cada día nos formamos, transmitimos lo que somos, forjamos nuestros valores y realmente quienes somos.
Por eso, cada cosa que hagas por insignificante que parezca es importante, si ayudas a alguien aunque sea una simpleza, es importante. Si mientes, aunque sea una pequeña mentira, es importante.
Estás hecho de cada una de las pequeñas cosas que realizas y como dijo el personaje es lo que va a decir realmente quién eres. Las grandes cosas, éxitos o metas, llegarán pero al final todo lo anterior, lo que hayas realizado en ese camino es lo que va a marcar quién eres y no solo para los demás sino para ti mismo.
Y esto también nos trae otro mensaje maravilloso para estas fechas: disfrutemos cada pequeño detalle de nuestra vida que, sumándolos, darán una gran felicidad y satisfacción. Todo importa, incluido tú.
