Toda obra que vaya en beneficio de una colectividad en específico debe ser siempre acogida con beneplácito. Y más si se trata de algo que se hizo con fondos públicos, que en resumidas cuentas ha sido con el aporte de todos los contribuyentes.
En los partidos políticos, a lo interno de cada uno de ellos, se dan situaciones muy acomodadas, y sus dirigentes hacen todo lo posible para que aparezcan como verdades. Si están en la oposición convierten en reclamo constante el pedir eficiencia y transparencia al gobierno de turno en lo que tiene que ver con el manejo de fondos o de presupuestos.
Ese párrafo anterior lo tomé de unas expresiones de hace 17 años del entonces Contralor General de la República, Federico Lalane José, durante un panel organizado por Participación Ciudadana para discutir sobre la entrega de fondos públicos a los partidos políticos. Y todavía hoy día se sigue subsidiando a los partidos.
Sin embargo, la población se entera a medias, o simplemente nunca se entera, del buen o mal uso que hagan esas organizaciones partidarias de los recursos públicos y privados que manejan.
En los últimos 20 años la Junta Central Electoral ha entregado más de 16 mil millones de pesos a los partidos políticos, en cumplimiento de la Ley de Contribución Económica del Estado, para que estos financien sus actividades. Hacemos este cálculo tomando en cuenta que cada mes se entregan en promedio más de 67 millones de pesos a los partidos reconocidos.
¡Caramba! Y tantas urgencias y necesidades que tiene este sufrido pueblo dominicano. Por eso, de manera personal doy mi apoyo irrestricto a la idea lanzada en octubre por el Presidente Luis Abinader, de que va a proponer al Congreso Nacional para que a partir del 2021 esos fondos que van a parar a los partidos se reduzcan en un 50%, y con lo captado se construya una nueva sede de la UASD en Santo Domingo Este.
Los miles de jóvenes de los distintos sectores y barrios del municipio Santo Domingo Este-el más grande del país en cuanto a población- han debido recibir con júbilo ese anuncio del Presidente Abinader. Porque de esa manera se ayuda al país, y se resuelven sus necesidades más perentorias, de la que no escapa la educación y formación profesional.
En nombre de la democracia, la partidocracia nacional comete muchos desaciertos e indelicadezas, y se hacen conciliábulos que, en vez de llevar beneficios a las grandes mayorías, lo que hacen es contribuir con su ignorancia y pobreza.
Se han levantado voces de dirigentes políticos contrariando la petición del Presidente Abinader, y hasta han llegado a expresar que es populismo lo planteado por el mandatario, y que no es necesario construir una sede de la UASD en Santo Domingo Este. Lo incorrecto sería seguir entregando esa inmensa fortuna a los partidos.
La población dominicana está hastiada de que las organizaciones políticas resuelvan sus urgencias económicas sobre la base de recibir fondos del erario, lo que significa que todos los dominicanos somos contribuyentes a causas que no necesariamente van a beneficio de las grandes mayorías.