No me cabe la menor duda que si la República Dominicana le asignara un presupuesto adecuado al deporte, no la migajas que siempre le proporcionado, en poco tiempo estaríamos compitiendo de “tu a tu”, con países que históricamente han exhibido un mayor grado de desarrollo económico.
Y me refiero a lo económico, porque no se pueden lograr avances significativos, si no se realizan las inversiones económicas que amerita esa o cualquier otra actividad.
También hay que tomar en consideración que una mejoría económica de por sí, en caso de que se produzca, debe ir cónsona con un buen manejo de los dineros que se asignen, teniendo en cuenta que no es un secreto para nadie, que la falta de un programa de supervisión, planificación y un manejo pulcro del dinero, dado que ese ha sido el talón de Aquiles en el deporte.
No todos pueden ni saben manejar fondos ajenos, y la mejor muestra de dello es que hasta con el lánguido presupuesto que están recibiendo, siempre aparecen signos de pésima administración, y hasta destellos de “corrupción” en menor o mayor grado.
Sin embargo, los problemas citados, no deben ser óbice para que los gobiernos se hagan los “chivos locos” para no incrementar año tras año, el presupuesto para el deporte en todos los niveles alcance el grado de desarrollo que debe tener en un país donde de cualquier patio trasero o callejón, sale un atleta de nivel mundialista.
Esa es la realidad, y una muestra de lo expuesto, es que todos los medallistas que ha tenido el país, han surgido de sectores de muy bajos ingresos económicos, sin ayuda de ningún tipo, al punto de que a las familias de casi todos , han tenido que llevarle un televisor el día de las competencias, porque ni siquiera de ese electrodoméstico disponen en sus respectivos hogares.