Según varios libros de Historia, desde la galería ubicada a la derecha, Ramfis Trujillo, en compañía de varios oficiales de la Policía y otras personas, disparó a los héroes del 30 de mayo de 1961.
Nigua, San Cristóbal.-Hoy está en abandono, aunque la historia refiere que sus paredes fueron testigos de uno de los crímenes más horrendos tras la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Allí fueron llevados 6 de los héroes del 30 de mayo, quienes dieron muerte al sátrapa.
Pero aquel 18 de noviembre de 1961 no fueron trasladados desde la cárcel de La Víctoria para ir a descansar en Hacienda María, una de las tantas propiedades de Trujillo.
Personalmente, Ramfis Trujillo los mandó a buscar para vengar en este escenario la muerte de su padre.
Uno a uno cayeron los ajusticiadores, Manuel Cáceres (Tunti); Pedro Livio Cedeño; Huáscar Tejeda; Salvador Estrella Sadhalá; Roberto Pastoriza y Modesto Díaz, quienes fueron ultimados por el hijo del “Jefe”.
“Una vergüenza”
Antes de esta sangrienta escena, la casa, ubicada frente a la playa en Nigua, San Cristóbal, era una residencia especial. Así lo explica Ricardo Acosta Salcedo.
“Tragabala”, como todos lo conocen en el barrio, es un envejeciente de 74 años, quien afirma que trabajaba con el hijo del dictador, ya que Umildo López Díaz, el administrador de la residencia, se casó con un familiar suyo.
“Ahí venía mucha gente de muchos países, que recibía tanto Trujillo como Ramfis”, afirma.
Sin ser oriundo de la zona, Acosta se mudó junto a su esposa a pocos metros de la referida casa.
“Es una vergüenza que esta casa esté en esas condiciones. Duré muchos años como encargado de esa casa”, indicó el envejeciente.
Sentado bajo una erramada y con un cuchillo tipo Rambo colgado en su cintura, “Tragabala”, sugiere que esa casa también sea convertida en un centro de enseñanza histórica.
Debido al abandono que presenta la estructura, varias personas han hecho de este lugar su residencia. Antes estaba custodiada por militares, pero fue dejada a su suerte.
Hace unos años el Colegio Dominicano de Arquitectos y Agrimensores le hizo varias reparaciones, pero ni ese ni otros esfuerzos anteriores han dado frutos.
La tarja levantada en memoria de los ajusticiadores también está descuidada y apenas se pueden leer los nombres de cada uno.
Centro de enseñanza
La directora del Museo Memorial de la Resistencia, Luisa de Peña, consideró que este patrimonio debe ser convertido en un centro de enseñanza que esté al servicio de la comunidad.
Resaltó que lo fundamental es que se le dé un uso diferente al que se le daba cuando estaba en manos del dictador.
“Deben ser cuidadas y conservadas como un patrimonio histórico del país, para que todo eso no se vuelva a repetir, porque no hay mejor forma de educar que conservando el patrimonio”, concluyó.