¡Es que somos dominicanos!

¡Es que somos dominicanos!

¡Es que somos dominicanos!

Rafael Molina Morillo, director de El Día

Nada me produce más vergüenza que escuchar a alguien alardear de ser dominicano para justificar una falta.
“Anjá, eso tenía que salir mal… ¿no ves que somos dominicanos?”

“Nos vemos a las ocho, pero no llegues puntualmente, porque es hora dominicana”.

“El libreto era tan malo que parecía escrito por un dominicano”.

“No te preocupes por la luz roja, recuerda que estamos en la República Dominicana”.

Podría seguir con más y más ejemplos tomados de la vida real para ilustrar la baja autoestima de buena parte de nuestra población. ¿Por qué? Buena tarea para los sociólogos del patio.

Mientras tanto me aventuro a proponer una campaña para cambiar esa actitud, que podría comenzar con la inclusión de una frase o un lema alusivo a la calidad de lo nacional, introducida subliminalmente en los mensajes publicitarios comerciales que se repiten cotidianamente.

El sector oficial tendría también su rol en una campaña como la propuesta, comenzando por la enseñanza escolar.
El asunto bien vale la pena pensarlo.

Hay que borrar esa sonrisa socarrona del rostro dominicano cuando se hace el gracioso hablando mal de su propia identidad.

La indiferencia no sería más que una confirmación de que talvez esos malos paisanos tienen razón.



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