“…Y los declaro marido y mujer” dice el sacerdote a la pareja que contrae matrimonio ante la Iglesia católica y con esas palabras viene una dosis de eternidad que podría intimidar a cualquiera. Y es que con la unión, se suele esperar que dure lo que la vida perdure, y aunque suene bonito en la teoría, en la práctica parece difícil, y hasta improbable en estos tiempos, pero sí es posible.
Si el objetivo de la unión en pareja es compartir la vida, hay vías para alcanzarlo o por lo menos para predecir si será para siempre. Así lo ha arrojado un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America y desarrollado en base a la ciencia de las relaciones, “un campo interdisciplinario que abarca la psicología, la sociología, la economía, los estudios familiares y la comunicación”, para identificar las variables que sugieren la calidad de las relaciones románticas.
De esta manera, pudieron determinar algunos puntos fundamentales que podían predecir si una pareja tiene posibilidades de estar juntos para toda la vida, o por mucho tiempo. Estos son el aprecio; la satisfacción sexual y la capacidad de resolver problemas, además de el compromiso percibido en la pareja y la satisfacción percibida de la pareja.
Con relación al aprecio, esa sensación de sentirnos afortunados por tener a esa persona en nuestra vida, de admirarla como persona, independientemente de que no compartamos algunos gustos. Se trata de reconocer lo que nos agrada y exaltar el afecto.
Con relación a la satisfacción sexual, es un factor que puede variar en el tiempo, es natural, pero es fundamental para una pareja hablar de lo que les satisface, de las necesidades de cada quien, valorar las del otro y no asumir que ya se ha vivido todo lo que se tenía que vivir en este sentido. No ser lo suficientemente claros en este sentido podría destruir la relación.
Según un artículo del portal de psicología La mente es maravillosa, “las parejas que no tienen relaciones sexuales son infelices, tienen sentimientos de frustración, depresión, rechazo, inseguridad, dificultad para concentrarse y baja autoestima”, de manera que hay que encontrar su justo lugar a la satisfacción sexual, aunque este sea flexible y moldeable.
Finalmente la capacidad de resolver conflictos parece la más obvia, porque todas las parejas discuten. Si discutimos con amigos, hermanos, compañeros de trabajo, por qué no sería normal hacerlo con la pareja. Sin embargo, en este caso, la clave está en resolver las diferencias sin convertirlas en problemas. Se escribe fácil, pero se requiere de hacerlo de manera constructiva y empática.
Afortunadamente no se trata de una fórmula muy difícil de lograr. Son aspectos que pueden fortalecerse en virtud de lograr el bienestar común, que a la larga es la base de la felicidad en una pareja que se une para compartir la vida para siempre.
AGENCIA: YAHOO NOTICIAS