Sólo los lesionados y los familiares de las víctimas pueden describir la dura experiencia por la que atraviesan por causa de la explosión de la tarde del lunes en San Cristóbal.
Los que no sufrimos de cerca las consecuencias de este terrible episodio nos queda expresarle nuestra solidaridad y pedir la misericordia de Dios para los parientes de las víctimas y de los heridos.
También que sea extensiva esa manifestación de apoyo para las personas que perdieron sus casas y lo poco que tenían, muchas veces logrados con gran sacrificio y perseverancia. También pedimos a Dios que vaya en su auxilio espiritual.
Y proclama lo que se lee en Salmos 121:7: “El Señor te protegerá de todo mal. Él guardará tu alma”. Confío en que Dios esparcirá su consuelo a los familiares y a todos los habitantes de San Cristóbal.
Quiero que los hermanos que sufren esta tragedia asimilen lo que dice la Biblia en Lamentaciones 3:33 de que “él no castiga por gusto, ni aflige a los hijos de los hombres”.
De ahí que en Hebreos 4:16 se nos invita a que “acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos”.
Ahora hay que esperar que las autoridades ofrezcan explicaciones claras y las consecuencias de rigor, de acuerdo de la ley, como fruto de una investigación seria, que despeje cualquier duda sobre alguna irresponsabilidad, no importar de donde venga.
No sólo los perjudicados ni los residentes de San Cristóbal merecen detalles de la explosión y sus causas, sino todo el país que ha reaccionado con consternación.
Es bueno lo que nos dice Proverbios 14:23 de que “todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse solo en palabras lleva a la pobreza”.
Es decir, que el paso de los días no debe ser motivo para que esta tragedia se olvide en el tiempo y que, desde el Estado, debe ser obligatorio realizar las indagatorias necesarias para prevenir y evitar otro episodio similar en San Cristóbal y cualquier otra parte del país.
Hay retomar la supervisión de las empresas de esa materia -sobre los plásticos- son mayor celo y rigurosidad, ya que en años pasados se han registrados hechos lamentables con fallecidos y muchos heridos.