Cuando observo cómo anda el mundo y para muestra les refiero mi amado país, de como la maldad se ha multiplicado de una forma vertiginosa, oro a Dios por él y siento que mi alma llora al hacerlo.
Salimos a las calles y ya no hay sitio donde sentirnos seguros, no hay respeto por la vida, no importa si es hombre, mujer niño o anciano, las drogas y el sicariato y todo lo que esto conlleva está haciendo estragos , la impunidad no cesa, los esfuerzos en los Estamentos del Estado que les concierne combatir estos males no está dando el resultado que necesitamos, permitiendo esto que los ciudadanos pierdan la fe en las leyes, porque de que vale que existan si en más de una no se respetan, trayendo como consecuencia desasosiego, desaliento y mermando la confiabilidad en los mejores ideales patrios.
Viendo este triste escenario pues no vislumbro a corto plazo un cambio radical y justiciero en torno a los males antes mencionados, abro mi biblia diciendo oh Dios que vamos a hacer y el Señor nueva vez habla a mi vida para decirme que todo lo que nos acontece es fruto del pecado que se ha incrementado y de la incredulidad de las personas en Su Palabra y en el Plan de Salvación de las vidas que fue concebido y ejecutado a través de Jesús.
En Juan cap. 12 en la Biblia Jesús dijo «Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna.
Necesitamos orar diariamente por nuestra nación, por nuestros gobernantes, sea la que le corresponda a cada lector que este leyendo estas líneas, pues el mismo Dios dice en 2da. de crónicas «si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Necesitamos decirles a los incrédulos que hay juicio para ellos, que la vida no termina aquí como el enemigo de las vidas les ha hecho creer, que hay eternidad, sea para vivir con Dios o sin Él para siempre. Llamar su atención en torno a que previo a esos dos destinos habrá un juicio, decirles que es necesario que se vuelvan a Dios, que tienen esperanza de transformar sus vidas, que tienen la posibilidad de elegir, ahora que tienen tiempo, hablarles de la realidad a la que tendrán que enfrentarse de acuerdo a su estilo de vida, pues de que habrá juicio lo habrá!!
No permitamos que la desesperanza nos arrope, prediquemos el Plan de Salvación de Jesucristo y con ello contribuyamos a generar vidas transformadas, felices, con paz en el corazón, llenos de amor e iremos dando pasos firmes en torno a cambiar la realidad de nuestras naciones para tranquilidad y paz en nuestra sociedad.