¿Es necesario el toque de queda?

¿Es necesario el toque de queda?

¿Es necesario el toque de queda?

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

Luego de casi seis meses de estado de emergencia, de aumento y descenso del contagio, y del cansancio que el costo económico y emocional que este tiempo han traído, algunos sectores han reavivado el debate sobre la pertinencia del toque de queda.

En lo personal, siempre me ha parecido necesario y lamenté el breve lapso durante el que fue suspendido. El incremento vertiginoso de casos en el mes de julio justificó esos temores.

Pero, ahora como entonces, la pregunta no se responde acudiendo a percepciones, ni a lo que ordenen otras áreas del conocimiento. La respuesta la tienen los epidemiólogos, nadie más.

Una de las razones por las que existe la figura de los estados de excepción es la comprensión del constituyente de que hay retos extraordinarios para los cuales las herramientas ordinarias no funcionan. Por vía de consecuencia, hay momentos en los que las decisiones de gobierno deben estar enfocadas en la salud pública como la entendieron los primeros constitucionalistas: la preservación del Estado y la sociedad.

No es esta una discusión banal; otorgar esos grandes poderes al Ejecutivo es tema espinoso. La aprobación no debe hacerse a la ligera. Sin embargo, el desafío que en estos momentos enfrenta el mundo la justifica plenamente. Hacía más de 100 años que no nos golpeaba una pandemia tan voraz como ésta. Pretender que la normalidad es suficiente es un grave error.

También yerra quien entiende que son otras disciplinas, y no los epidemiólogos las que deben decidir al respecto. Una tentación muy fuerte es dejar en manos de los economistas el manejo de la crisis. Gravísimo error, puesto que las vidas en juego no son mercancías ni bienes intercambiables o abstractos, son únicas, irrepetibles y valiosas todas. Son los epidemiólogos los que conocen el comportamiento de la epidemia, y los médicos los que entienden cuánta presión soporta el sistema de salud del que forman parte.

El estado de emergencia y el toque de queda son inconvenientes, nadie lo pone en duda. Además, tienen un costo social muy alto, como podemos comprobarlo todos. El problema es que si bien es cierto que son una mala opción, las demás son peores. Y mortíferas.