Estamos en el umbral de celebrar la Noche Buena, preludio del día más significativo dentro de la fe cristiana, 25 de diciembre, Día de la Navidad, donde se escenificó el acontecimiento más importante para la humanidad, el inicio del pacto de amor eternal de Dios con los hombres, el nacimiento de Jesucristo.
Se ha debatido que, si fue el 25 que nació o en otra fecha, en lo particular, la fecha en sí no es tan relevante, el hecho sí.
Para los que hemos tenido el privilegio, porque le hemos dicho que sí al pacto de redención espiritual a través de Jesús, de experimentar la vida con Cristo, esta es una fiesta con el amor, sin precedentes, porque créanme tiene una connotación espiritual tan importante, que se percibe en los aires, y no puede ser menos, se trata de una celebración dirigida al Hijo de Dios, el verbo hecho carne, que aún con el sentido pagano que se le ha querido dar, prevalece esa doble porción de amor en muchos, aunque con satisfacción puedo decirles que en mi corazón lo celebro todos los días.
Amo la Navidad porque amo a Dios, porque me enternece su sacrificio, porque su esencia es amor, porque ni siquiera se imaginan que sería de esto mundo si ese nacimiento no se hubiera dado, porque la Gracia permanece, luchando día a día contra el mal, porque hay un final feliz para los hombres que abren su corazón a Cristo.
Seamos entes portadores del verdadero significado de la navidad, que no tiene nada que ver con las celebraciones seculares, esto no quiere decir que el juntarnos como familia, cenar juntos, decorar nuestras casas, vestirnos para la ocasión y otras yerbas aromáticas esté mal, al contrario, es justo este escenario donde podemos aprovechar para contar de las buenas nuevas de salvación, del verdadero sentido de la Navidad, de llamar a reflexión para proponer en nuestros corazones, de ahora en adelante rendir tributo con nuestro accionar el Milagro de la Navidad durante todos los días del año, mostrar el amor ágape con nuestro prójimo que Dios mostró al darnos a su Hijo para remisión de pecados, seguir el modelo de Jesús y hacer que cada día valga la pena.
No nos dejemos impresionar por lo que vemos a diario a modo negativo, tampoco debemos darle hacer que no pasa nada y darle la espalda a que el pecado genera destrucción en todos los estratos de la vida, pero el milagro de la Navidad es para siempre, su reinado no tiene fin, por tanto, dancemos de júbilo que Dios prometió y cumplirá, hay un final feliz para el hombre de fe.
Les confieso, que recientemente salí un poco abrumada por las noticias nefastas de aquí y de allá y cuando iba transitando la Churchill, de pronto vi a tantos hombres y mujeres de trabajo salir de los mismos, choferes ganándose el sustento decentemente, recordé los que van a las escuelas, universidades, los emprendedores, los empresarios, los padres que acompañan a sus hijos y les dan tiempo con calidad y me dije, caramba Mayra, tranquila, son más los que hacen el bien que los que mal hacen y recuerda los que nos dice Dios a través del apóstol Pablo en Romanos 12:21: ¨No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal¨ y agradecí a Dios por eso.
Gloria a Dios en las Alturas, y en la tierra Paz y Buena Voluntad para los Hombres.
Feliz Navidad y un Próspero año 2023.