Las elecciones son el método más democrático para seleccionar a hombres y mujeres que la mayoría entiende tienen las condiciones para realizar una buena labor en favor de la ciudadanía.

Sin embargo, en nuestro país, se realiza con una experticia somera y se llega a la triste conclusión de que los que se escogen han resultado un verdadero chasco.

La desilusión y desesperanza que imperan entre los electores para escoger a quienes deben dirigir un organismo cualquiera es de tal magnitud, que un alto porcentaje no mueve un dedo para ir a ejercer ese derecho.
Todo ese desinterés no es más que producto de los desengaños y frustraciones que históricamente han sufrido los electores.

Empero, con todas las imperfecciones que tiene este sistema, es el menos degradante, porque sus fallos son de aquellos que reciben la confianza de un conglomerado.

Este tema viene a colación porque el Comité Olímpico Dominicano tiene programada elecciones para elegir su dirigencia el próximo cinco de diciembre.

Conociendo la importancia que tiene esta entidad en el desarrollo deportivo, hay que sacar de cuajo, de una vez por todas, a los que por años han estado “parasitando” allí sin aportar nada.

La reelección de Luisín Mejía en el COD no está ni por asomo en duda, porque su gestión ha sido aceptable y le benefician los tantos años que tiene con la “ñoña” , lo que hace muy difícil que alguien se le acerque con posibilidades de éxito.