Si hay algo que realmente me sorprende es la facilidad que existe para la crítica -esa de contenido resbaladizo y mordaz que no se dice de frente-, que se vomita porque no se comparten los mismos pensamientos, creencias o criterios para decir o hacer las cosas, sin valorar el esfuerzo de la o las personas, ni mucho menos su integridad.

Siempre he creído que lo que sale de nuestra boca es nido de cultivo en nuestro corazón y es que no podemos valorar el trabajo del otro si no estamos conectados al amor y alineados a los valores de respeto y solidaridad.

El camino fácil siempre será criticar, quejarse y decir que todo está muy mal o que todos están complotados contra uno. Lo difícil es integrarse sin prejuicios y colaborar para que todo sea mejor, ya sea en la familia, el trabajo, con los amigos o los grupos en los que nos congregamos.

Por eso quiero compartir una historia que ilustra mejor lo que quiero expresar.

Cuento del oasis

A un oasis llega un joven, toma agua, se asea y pregunta a un anciano que se encuentra descansando: —¿Qué clase

de personas viven aquí?

El anciano le pregunta: —¿Qué clase de gente había en el lugar de donde tú vienes?

—Un montón de gente egoísta y mal intencionada. Estoy encantado de haberme ido de allí —replicó el joven.
—Lo mismo habrás de encontrar aquí, — respondió el anciano.

Ese mismo día otro joven se acercó a beber agua, y viendo al anciano preguntó: — ¿Qué clase de personas viven en este lugar?

El anciano respondió con la misma pregunta: —¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?
—Un magnifico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.
—Lo mismo encontrarás aquí, — dijo el anciano.

Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al anciano: —¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?

Entonces el anciano contestó: —Cada uno de nosotros solo puede ver lo que lleva en su corazón. Aquel que no encuentra nada bueno en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa ni aquí ni en ninguna parte.
Y tú, ¿Cuál de los jóvenes eres?