Una expresión bastante socorrida en el refranero popular dominicano advierte que “una cosa es con guitarra y la otra es con violín”, una especie de advertencia a críticas, ataques o sugerencias, sobre cómo se debe actuar en determinadas circunstancias.
Es común criticar hasta más no poder en forma ácida e inmisericorde, decisiones cuando se está ubicado en la acera del frente, pero cuando a esos mismos se les presenta la oportunidad de enmendar los entuertos o supuestos errores del otro, entonces esos detractores no tienen una solución adecuada se vuelven “un mangú”.
Esa es la razón primordial para que la mayoría de los graves problemas que ha confrontado históricamente esta sociedad se mantengan estáticos o en retroceso, y como es natural, con una población cada día más insatisfecha.
En el área de deportes, sin prisa pero sin pausa, hay que efectuar cambios profundos, una profilaxis o “perestroika” como planteó en 1989 el presidente ruso Mijail Gorbachov.
No se puede, de una vez y por todas, seguir manteniendo estructuras completamente obsoletas en plena era de la digitalización.
El deporte nacional es víctima desde hace años de grupos que no aportan absolutamente nada, por el contrario, son obstáculos permanentes, que en pro de mantenerse vigentes y con privilegios, no dan un paso atrás ni para tomar impulso.
Así estamos, y parece que así continuaremos si la gente no se espabila, porque “una cosa es con guitarra y la otra en con violín”.