Hoy como todos los días nos enteramos de circunstancias y vivencias que nos hacen recordar nuestra vulnerabilidad, vemos vidas destruidas, familias disfuncionales, pensamos en la posibilidad de que nos toque en alguna ocasión algo similar y nos sensibilizamos pidiendo a Dios que nos cubra, pero que cosa… qué rápido ignoramos esos eventos cuando los asuntos andan bien… entonces nos crecemos, creyéndonos intocables y nos olvidamos de tener sumo cuidado en torno a donde depositamos nuestra confianza.
Cada día nuestra convivencia se hace más insegura, los antivalores en la sociedad y la crisis familiar nos están golpeando de una manera impresionante y reconociendo nuestra triste realidad, reflexionamos y decimos… pero entonces… ¿en quién podemos confiar? y es que por haberse multiplicado la maldad, la confianza y el amor ha mermado.
En diferentes ocasiones he comentado en lo necios que somos al creer que tenemos el control de todo, pero no es así, pues cuando consideramos que tenemos las riendas de nuestro futuro… de pronto uf!!, un suceso cambia 360 grados nuestros parámetros de vida.
Queramos o no, la vida está basada en la confianza.
Desde que nacemos creemos en nuestro prójimo y durante toda nuestra existencia, indefectiblemente tenemos que fiarnos en los que nos rodean.
Cuando nos enamoramos creemos en nuestra pareja, de tal forma que formamos juntos una nueva experiencia de vida Confiamos en otros al comprar los alimentos que consumimos, cuando nos montamos en un avión confiamos en la pericia del piloto, si nos enfermamos, nos encomendamos en las manos de los médicos y ni siquiera los conocemos y esto nos pasa con las medicinas que ingerimos.
Todo se basa en la fiabilidad, ¡pero cuanto ha decrecido este importante concepto! …entonces porque ante tantas decepciones, no confiar en el Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, que mediante su Plan de Salvación nos promete una vida plena y sana aquí y vida eterna después que partamos de este mundo.
Pidamos a Dios que nos permita creer en su amor y su fidelidad, que nos de la voz de alerta cuando estamos errando al depositar nuestra confianza en algo o alguien inapropiado, pues ya no hay muros que nos cubran, y en la medida que reconocemos nuestra debilidad, tendremos en nosotros la poderosa cobertura de Dios.
Démosle el voto de credibilidad a Dios….Necesitamos depositar nuestra vida, proyectos, sueños y metas sin temor en las manos de nuestro Señor, y es que como acabo de decir… es asunto de confianza !!