La UASD volvió a perder varios días de clases recientemente por la razón mas insólita: un dirigente gremial, estudiante con casi 30 años de edad, apresado y encausado por graves ilícitos, incluyendo fraude y asociación de malhechores, es defendido por compañeros (¿socios, cómplices?) mediante la quema de gomas y el terror de la turbamulta.
Peor todavía: la Federación de Estudiantes que este sujeto preside, dominada por el PLD, en vez de exigirle una rendición de cuentas o aclaración de las imputaciones judiciales, promete continuar incordiando por su inconformidad con la suerte de su “apparátchik”.
En cualquier universidad o partido político que se respete, la indignación o furia no estaría dirigida contra las autoridades, la Justicia y mucho menos la integridad del proceso educativo.
Es al encartado a quien la FED, la UASD y el PLD deben mortificar simbólicamente y exigirle explicar o enmendar este vergonzoso lisio, perjudicial para su honra y aprecio público.
Pero para ello, necesariamente deberían tener mayor estatura cívica y moral, algo difícil de esperar en esos ambientes.
