SANTO DOMINGO.- El exjugador Erick Almonte tiene muchos planes desde que asuma la presidencia de la Federación Nacional de Peloteros Profesionales (Fenapepro).
“No seré un presidente conflictivo, pero estoy claro que debo cumplir y defender los derechos de nuestros miembros”, adelantó Almonte, quien encabeza la plancha única Unidos por el Cambio, donde le acompañan Julio Lugo, vicepresidente; Esteban Germán, secretario, y Quilvio Veras, tesorero. También, D’ Ángelo Jiménez, Nelson Cruz y Robinson Canó como vocales.
Las votaciones se efectuarán hoy desde las 2:00 hasta las 7:00 p. m. y las urnas estarán colocadas en los estadios Quisqueya, de la capital; Cibao, de Santiago; Tetelo Vargas y Julián Javier, de San Pedro y San Francisco de Macorís, respectivamente.
Primeras tareas
Almonte señaló que una de sus primera tarea es estudiar a profundidad los estatutos de la entidad y luego reunirse con los presidentes de los seis equipos para tratar sobre el convenio laboral y la Fenapepro que concluye este año.
De igual modo, tratar sobre las incomodidades de los clubhouses de los estadios Cibao, de Santiago, y Tetelo Vargas, de San Pedro de Macorís, que es una queja que viene por años entre los jugadores. “Queremos un mejor trato para los peloteros, incluyendo aquellos veteranos que no tienen muchas oportunidades para jugar aquí y podrían irse a otras ligas a continuar con sus carreras”, explicó Almonte.
Añadió que tratará de darles más apoyo a los jugadores al momento de firmar sus contratos, debido a que existen muchas irregularidades con el asunto de las rebajas salariales.
Almonte dijo que asumirá la Casa Museo del Pelotero Dominicano y otras propiedades que les pertenecen. “Vamos a tratar de ser más activos con el Museo, queremos que los expeloteros se acerquen y hacer actividades con ellos, sobre todo durante la temporada de béisbol invernal”, sostuvo Almonte, quien dijo estar muy alegre porque tiene la aprobación de los jugadores activos y retirados.
— Apoyo
Almonte aceptó dirigir la Fenapepro por compromiso, porque no podía decirles que no a sus colegas, que vieron en él la solución para corregir la situación que tenían con Mario Soto, de quien tenían bastantes quejas.