Me pareció un equívoco el lamento de la Sociedad de Diarios de que el Gobierno y sus funcionarios rehúyen hablarle a la prensa.
Antes al contrario, muchísimos se desgañitan buscando prensa. Lo que sí ocurre es que en algunos medios sus editores o directores lucen demasiado empeñados en asuntos distintos al mejor periodismo, el que sirve principalmente al público, informando y orientando, y no tratando de “crear” realidades o “percepciones”.
Ello resulta en titulares que asombran, como “Periodistas deben hacerle frente a la post-verdad con hechos verificables”, que obliga a preguntarse cuál baremo invocaban antes del invento del horroroso término “post-verdad”…
Por más cifras y datos mostrando cuántas entrevistas dan, que ese no es el problema, al Gobierno la prensa debe exigirle responder las preguntas que se hace el público, pero que pocos reporteros plantean.
La queja debería manifestarse en las reuniones editoriales al planear cada edición, como habrían hecho Ornes, Herrera, Molina Morillo o Radhamés.
No es al Gobierno a quien le toca que hagamos mejor periodismo; ¡plantearlo da grima!