Comenté recientemente sobre el curso del caso Odebrecht, que los gringos habrían dicho al Gobierno, más o menos, con ánimo colaborativo y no como amenaza: “si no se ocupan ustedes, porque no puedan o no quieran, lo haremos nosotros”.
Dudo que Washington tenga ningún empeño en malograr la gestión del presidente Medina solo por el escándalo de Odebrecht.
Antes al contrario, habiendo podido correr las tuercas, está recurriendo al truco de los domadores de caballos, “gentle nudging”, o persuadir amablemente, antes que avasallar.
Pero el tiempo corre y con él los plazos judiciales. Aquí lucimos desentendidos, varados en un mar de sargazos sin brisa ni corrientes propicias que lleven el caso al puerto.
Anoche se rumoró que los 13 encartados aparte de Rondón, y otros aun pendientes de sometimiento, quedaron sin visas estadounidenses.
También dizque vino un fiscal federal interesado en que el expediente de la Procuraduría esté como Dios manda, sin descuidos.
Sean o no cuentos, la actuación de nuestra Justicia acarreará graves consecuencias políticas extrajudiciales… ¿Estamos preparados para ello?
