MANAGUA, Nicaragua. Días atrás, sostuve una larga conversación con al amigo Heriberto Hernández y cuyo tema esencial trataba de un libro que difícilmente y a estas alturas pueda encontrarse, aunque hay que hacer el esfuerzo: “La elite del poder” de Wright Mill.
Como muchos de nuestros libros, un día desaparece de nuestra vista y ya no sabemos qué ocurrió con él. Sí recuerdo la esencia del texto, porque lo ley y releí numerosas veces hace ya muchos años y la impresión que me provocó fue profunda y aleccionadora.
La esencia de ese estudio tan magnifico como pormenorizado es el efecto y las transformaciones que provoca en el ser humano la riqueza extrema y el dinero cuando ambos se poseen en escandalosa abundancia. Peor aún: cuando sus orígenes y legitimidad son objeto de graves cuestionamientos.
Para Mills, se trata de una distorsión grave de la condición humana, de la psicología del poseedor y su percepción de todas las cosas. Dicha posesión se entroniza en nuestra conciencia y provoca trastornos y distorsiones inconcebibles, tan graves y profundas que el sujeto termina por transformarse en una caricatura de ser humano, en alguien desconocido hasta para sí mismo y para quienes le rodean.
Nunca me ha hecho sentir a gusto o complacido ser el centro de atención de un evento de cualquier naturaleza. Pero lo cierto es que, ya hace tiempo, no son pocas las personas que se me aproximan en los encuentros sociales a los que asistimos y, tras los saludos de lugar, aguardo por la pregunta que, imagino, saldrá en seguida de los labios de cualquier contertulio:
¿Pero tod o eso que se publica en tu país sobre robos de verdad escandalosos de los gobiernos anteriores es cierto? Tanto dinero… tantas desviaciones… tanta locura… me resulta difícil creer que tu país fue sometido a un saqueo tan brutal como las noticias que leo. Es lo que me dicen.
Lo cierto es que, avergonzado, no me queda más opción que decir que cuanto se ha publicado sobre los robos y depredaciones inconcebibles de que fuimos objeto durante los gobiernos del señor Medina, sus parientes y socios, incluso mucho antes, es rigurosamente cierto. Y los culpables irán a la cárcel. Entre rejas y muros se puede asegurar que se les irá la vida.
Es como para cerrar los ojos, o salir desaforado como alma que lleva el diablo bajo las estrellas y gritar y gritar para que nuestro espíritu se libere de esa pasada carga de maldad sin límites, de burla hiriente, de perversidades sin cuento de las que hemos sido testigos y víctimas.
“FONPER entregó a la legisladora Lucía Medina, hermana del presidente, la suma de 52 millones de pesos y pagó los viáticos de su esposo para asistir a un taller en Harvard” (Listín Diario).
“Me tocó ver la metamorfosis de la hermana del expresidente Danilo Medina en la cámara de diputados. Cuando entré, era una persona sencilla y humilde y aparentaba muy correcta. Entonces, se convirtió en una especie de faraona. El dinero y el poder los volvió locos a todos, y el energúmeno del presidente era un dios”. (Vinicio Castillo).
“Cámara de cuentas encuentra irregularidades por más de 4 mil 500 millones en Edeeste” (SIN, 24 horas). “Escuelas que nunca se construyeron. Millones entregados para planteles que no tenían terrenos…”(Instagran).
“Cámara de cuentas : Obras Públicas pagó 3,500 millones por asfalto sin soportes debidos”.
“La jueza de atención permanente del Distrito Judicial de San Cristóbal Katherine Rubio envió a prisión a seis de los catorce imputados en el caso Larva acusados de lavado de activos provenientes del narcotráfico”. Esta no es ni siquiera la quinta parte de toda esta historia.
Apenas consignamos una muestra elemental de cómo esta gente y sus socios transformaron a la República Dominicana en una vergüenza para todos los dominicanos.
La historia es tan extensa y tan repulsiva que con ella se pueden llenar volúmenes y volúmenes. Y alguna vez, más temprano que tarde, se escribirá para vergüenza eterna de quienes incurrieron en una depredación escandalosa e inconcebible contra un país y un pueblo de limitados recursos como no se recuerda en toda su historia.