Muere la Duquesa de Alba y deja una herencia de $3,700 millones de dólares.
Dictan tres meses como medida de coerción a madre por foto de cerveza y bebé.
Estos dos titulares parecen no tener relación, pero simbólicamente –en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer–, podrían estar diciéndonos algo. Cayetana de 88 años; Sthefanny de 18. La primera: europea, noble y riquísima de cuna. La segunda: caribeña, pobre e innoble.
Desde que aquella idea europea arribó al Caribe en 1492, las tecnologías han cambiado. Pasamos del ingenio naval de Cristóbal Colón a una tecnología de navegación por redes sociales que ha generado nuevos cambios políticos, económicos y culturales. Un conocimiento tecnológico que fortalece el poder social porque lo hace visible y de difusión viral.
Es así como este noviembre se propagó el anuncio de la herencia de la Duquesa de Alba y la noticia de una fotografía promocional que acentuó la imagen negativa de una madre y aumentó la frecuencia en la exposición publicitaria gratuita de una marca de cerveza.
Y, aunque muchas personas nos enteramos de ambas noticias, no todas nos escandalizamos por igual. Para comprender mejor hacia dónde me dirijo, les invito a navegar conmigo por la pobreza local: según el portal de Naciones Unidas, en 2009 nuestro país podía presumir de tener 5.178 millones de pobres y pobres en extremo. [1] Y, más recientemente, en 2012, derivaba en la pobreza el 40.9% de la población dominicana. [2]
Por eso digo que a esta humilde mortal le ha escandalizado más una herencia que multiplicada al español dominicano nos deja la friolera de RD$162,230 millones que el escándalo de Sthefanny.
No porque yo aplauda el abuso infantil, sino porque si a una bebé de 10 meses le restamos los 18 años de su madre, esto nos dará como resultado un embarazo adolescente y una desigualdad social desproporcionada. ¿Cuánto tocaron Sthefanny y su bebé de la herencia que le ha dejado nuestro sistema social, político y económico?
Para justipreciar a Sthefanny (no a ella en sí, sino a las tantas jóvenes que ella representa), ¿qué tan fraternal es el conocimiento de una madre de 18 años que debería estar terminando la secundaria y preparándose para asistir a la universidad?
¡Qué pena que la Duquesa de Alba no le dejó ni un peso para pagar a su abogado!