Porque… Fuimos polvo y nos convertimos
En gente.Somos gente y volvemos al polvo.
Por una mirada, un mundo;
Por una sonrisa, un cielo;
Por un beso… ¡Yo no se
Que te diera por un beso!
Gustavo A. Becquer
Renacimiento de amores y recuerdosde nostalgias en momentos que desearía ser poseído por esos grandes seres que con el corazón dirigiendo sus manos han escrito por y para el amor, el querer, los despechos y traiciones que se conjugan en relaciones brumosas, donde la confusión de papeles y egos distorsionados por las ambiciones, las envidias y las intrigas, conducen a muchos seres hacia caminos equivocados, hacia el camino aquel sin retorno y desde donde no regresan jamás los peregrinos.
Seres que ya han pasado por su vida situaciones escabrosas que las han llevado a la metamorfosis de cambiar las uñas por garras y vuelven a ese equivocado camino, dando aquiescencia a la sapiencia que narra aquello de que, el lobo cambia el pelo, nunca las mañas.
Hoy quisiera, parodiando a la inextinguible personalidad de Pablo Neruda, -porque seguro estoy-, que este será el último dolor que ella me cause y estas serán las ultimas letras que yo le escriba, a esa mujer.
Porque las cicatrices son las huellas de algo que sólo llega a ser recuerdos, buenos o malos pero, recuerdos.Recuerdos que llegado el momento, como en estos instantes, la mente se niega hasta a retener cómo se inicia tu nombre.
Y solo es eso, el creerse que podía ir a jugar a mi cancha a su antojo y que su pensamiento malvado le hizo olvidar que las reglas del juego, las había escrito yo. Porque la verdad verdad, es que siempre y cuando me guste…-buscando quizás reacciones positivas-, me permito ser como el sándalo y perfumo el hacha que me hiere.
Todo y eso más lo sé, como lo describe muy bien Mariano Cívico y como hoy estoy parodiando, al decir, porque aun esa mujer que se ve acariciable y tan divina como un ángel, no creo haya un hombre que la aguante; es coqueta; infiel; interesada; mentirosa; falaz; desorientada; mal agradecida; ambiciosa e insoportable y, que se cree la gran cosa, como si fuera un “bisquit”, cuando en realidad no es nada.
Es una ilusa que vive engañada y al final… ¡Ni siquiera es buena amante!”. Esa mujer pervertida, me hizo confundir el amor con la costumbre, haciendo por mi parte, caso omiso, de que la costumbre es más fuerte que el amor y, hasta olvidar, que no es verdad que el amor se acaba, porque en realidad y simplemente… ¡Cambia de casa!
Pero, alabo a la mujer, ese ser especial creado como fuente infinita de inspiración divina para el hombre. Ese ser, que como esa inigualable trigueña, cuya esencia mágica es como el agua, que cual acto celestial se escurre por nuestros poros, dando vida, que cual radiante rayo de luz acosa la oscuridad que otros lazos traidores habían tejido una negra manta frente a nuestros ojos, entorpeciendo la claridad que nos permitía ver el buen querer, si, hoy quisiera que esos seres especiales de la poesía me poseyeran, para alabar como se debe, a la trigueña y por qué no, a las rubias y morenas que dejan a las otras perversas esperando con las ganas de robarnos otro momento. ¡Allá tú!…
Y así tiene que ser, porque “la vida es como un canasto que tú tienes que tejer, hay juncos buenos y malos y, los tiene que escoger”, saber distinguir de esas que “se creen un camión y son una guagua rodante y si le echas una flor de boca, se creen que llevan diamante.
Como esas que se han equivocado, que se engañaron creyendo que en realidad podían volar tan alto, olvidando que si lo hacían, era porque yo era el piloto. Así nomas. ¡Sí señor!