SANTO DOMINGO.-La vinculación con los barrios, y en especial con el Simón Bolívar, ha permitido a Raddamés de la Rosa ver lo divorciadas que están las políticas públicas del manejo de las drogas, en lo relativo a lo preventivo y restrictivo.
“Se da la impresión que solo en los barrios se consume y trafica con drogas, cuando sabemos que no es así”, puntualiza.
El director de Casa Abierta rememoró que la cocaína empezó a usarse en la clase media alta, y a servirse como si fuera picadera.
Sin embargo, insiste, aquí se anda persiguiendo a los jóvenes que andan con un sobrecito con un polvillo y las autoridades dicen que agarraron un ‘cargamento’ de cocaína.
Divergencias
Entiende que a las drogas no se les ha prestado la debida atención desde el punto de vista de las personas, sino desde el del tráfico, y se lo atribuyen a la gente más vulnerable, que es la de los sectores de escasos recursos.
Asegura que hay una respuesta represiva, por esa razón cuando llegó a Casa Abierta en 1984, y se promulgó la Ley 50 -88, se alegró, porque pensaba que habría dos organismos: uno para la parte de control y otro prevención.
“Eso no ocurrió ni ha ocurrido, decimos que el Consejo Nacional de Drogas es el organismo rector… rector de qué, de una política que no existe”, reflexiona convencido de que a este no se le ha dejado cumplir con el papel para el cual fue creado.
Entiende que se le ha dado la misma función que a la Dirección Nacional de Control de Drogas, con la diferencia de que el CND es asesor del Poder Ejecutivo en materia de drogas, y al margen el Gobierno nombra otro asesor que no es de esa entidad.
En ambos casos no hay diálogo.
Solución integral
Plantea que el Consejo Nacional de Drogas, debe estar ligado a Salud Pública, los ministerios de Educación, de la Juventud y la Mujer, como también la Justicia, y que estos planteen una solución integral para manejar el tema.
Asegura que no ha habido diálogo entre ambas partes.
“Los países que han avanzado son los que ven el problema más integral, saben que el mal no está en la sustancia, sino en las personas, en las sociedades”, dijo De la Rosa.
Ancestral
El experto en el tema asegura que las drogas siempre se han usado, desde tiempos muy remotos, para fines recreativos, con fines terapeúticos y otras causas, pero la respuesta dada es prohibir a las personas, una conducta privada, por temor.
Afirma que hay muchas personas que las usan sin ninguna consecuencia social, familiar o personal, y el 90 por ciento de la sociedad usa sustancias psicoactivas, que no se limitan a las ilegales, sino a otras que son aceptadas culturalmente como el alcohol, café, tabaco, etc.
Ve como otra contradicción que figuras del deporte promuevan la venta de alcohol o cigarrillo y que las regulaciones sean tan pobres.
En el país la ley establece de dos años a seis años de cárcel para las personas por el consumo de drogas, y al mismo tiempo se margina a quienes hacen uso de las mismas.
Educar en valores
Para De la Rosa lo que tiene valor es que a los jóvenes se les enseñe a vivir sanos, que se eduquen para compartir y ser útiles a la sociedad.
Respecto al respaldo del Estado a las entidades que trabajan a favor , dijo que es limitado y no se interesa por esos temas.
Plan piloto
Citó que en el hospital Moscoso Puello se está aplicando un plan piloto para dar a los usuarios de heroína una sustancia sustitutiva, pero no sabe qué suerte correrá, porque para que funcione una empresa privada ha tenido que donarle medicamentos, y es solo en la capital, y los usuarios están en todo el país, o sea que la política está centrada.
Alcance
21.6 Millones de pesos.
Al año recibe Casa Abierta, insuficientes para 55 comunidades que están presentes.
6 Mil personas.
Impactan cada año con labor social en escuelas y atenciones clínicas.
Entrevista
Conexión con el tema droga
Cómo se vincula con Casa Abierta y esa labor social?
Soy del movimiento clubístico, en el que las inclinaciones culturales era el bastión de los jóvenes. Conocí a Casa Abierta, estaba vinculado a ella, y esta apoya a los movimientos.
Estudié Psicología, seguí trabajando en mi barrio Simón Bolívar, fui maestro sustituto en la escuela Simón Bolívar, en el colegio De Las Salle y en la escuela Nuestra Señora del Carmen como educador y psicológo. Me fui del país como parte de un movimiento católico, y al regresar busqué trabajo y encontré en Casa Abierta.
¿Cuál era su visión entonces?
Era el trabajo comunitario, pero cuando uno llega a un lugar trata de conocer y empecé a leer sobre el tema de las drogas, que es lo que más he leído y no ejercí más la psicología clínica.
Me dediqué más a comprender porqué Casa Abierta tenía el planteamiento avanzado para su época (1974) y aunque la droga era un problema serio, abogaba por trabajar en la prevención en las comunidades y la psicología, aspectos que aun mantiene. Se entendía que consumir droga era ser adicto, contrario a la visión de hoy.
¿Cómo impactó esa experiencia en Simón Bolívar en lo que es hoy?
Ahí hice mi vida juvenil, en el mundo de la educación y la formación humana y creo que mi universo de trabajo ha sido el Simón Bolívar.
Claro que me ha impactado y no sé qué sería yo si no hubiese estado viviendo esa experiencia con gente de la Iglesia, cuyo trabajo allá es una especie de apostolado.