He criticado mucho la falta de precisión que afecta al periodismo dominicano y la cantidad de disparates grandes y chiquitos que diariamente son publicados.
Quien mucho habla está casi obligado a ocasional error por la ley de probabilidades y por escribir bajo presión de una hora de cierre.
Esta semana me tocó meter la pata y remenearla. Así que ahora debo, como dicen los americanos, “eat crow” o “comerme al cuervo” de admitir mi error en cuanto a cuánto tocaría a cada dominicano si se reparte la asignación presupuestaria del Ministerio de Educación.
No son millones por persona, pero comoquiera me sigue gustando mi idea. ¡US$4,000 millones es un potosí! Pese al equívoco en cuanto al monto, sin ánimo de un pataleo típico de quien la mete, realmente debe haber mejores maneras de gastar e invertir tanto dinero.
Aún si cínicamente se admite como inevitable que se roben hasta un 20 % del total, quedarían US$3,200 millones al año, que bien administrados –sin sindicato ineficaz ni políticos cleptócratas— alcanzan hasta para que los periodistas aprendamos mejor las matemáticas.