Nuestro país ya tiene más de medio siglo viviendo en democracia. Y tenemos la capacidad de hacer cambios de gobiernos sin los traumas del pasado a pesar de nuestras grandes debilidades institucionales que aún arrastramos y nos mantienen frenado el desarrollo integral que tanto ansiamos y que nuestra sociedad necesita para una mejor inclusión de todos los sectores en la ruta de lograr resolver sus necesidades más urgentes.
Entendemos que aun nos falta educar una generación de políticos más proactivos, capacitados y preocupados por el problema de la gente.
En una sociedad, todos los líderes de los diferentes sectores, son responsables de impulsar el bienestar común, pero son los políticos, los hombres y mujeres que escogen la política como forma de aportar, los más responsables de diseñar el futuro de la nación, y por tanto a quienes debemos exigir mejores resultados y entrega en el diseño de una mejor sociedad.
En mi humilde opinión, nuestros políticos a pesar de que muestran una preocupación por los problemas de la gente no están bien enfocados en cómo resolverlos, y se detienen y enredan en los problemas de la política, siempre cuidando espacio y compitiendo por los favores de la política.
Nuestros políticos creen que se las saben todas, y no se apoyan de la ciencia y la técnica, creyéndose que su experiencia es suficiente para improvisar, y como nuestro sistema aún no tiene técnica ni proceso bien definido de exigir buen desempeño, resultados, sin consecuencia de sus errores y malas artes, que lo mantiene a nivel de baja responsabilidad de sus funciones.
Esto nos da como resultado, una gran cantidad de funcionarios mediocres y prepotentes que no saben enfrentar los grandes males de la gente.
Nuestros partidos arrastran una situación que los mantienen dando vueltas sin avanzar. Están secuestrados por grupos de poder, que no permiten la crítica ni incentivan la creatividad e innovación en todo el cuerpo del partido, que no sean de las cosas convenientes para mantener los privilegios, manejo y mando de todo lo que se mueva en la organización evitando la renovación de las ideas, pero también de los mandos.
También tenemos que tomar en cuenta la gran centralización de las decisiones políticas que los partidos imponen en el gobierno, donde el sistema no permite desarrollar correcta y eficientemente las instituciones, ya que la dependencia impide su desempeño, al depender del ejecutivo.
Donde todo queda relegado a un nivel de poca importancia resolutiva que afecta a los partidos y también a la municipalidad.
Necesitamos hacer ajustes en el liderazgo. Nuevo enfoque de las ideas y acciones, ajustar los procesos que privilegien la participación de la gente, porque, en definitiva, la política es ciencia y arte que como esencia tiene el fin de servir, y los buenos políticos deben comprometerse a ser mejores, para poder servir haciendo lo correcto bien hecho.