Para nadie es un secreto que desde que se comenzaron a aplicar las medidas para contrarrestar la pandemia de Covid-19 en marzo del año 2020, en el país ha existido una especie de rebelión por parte de sectores que han mostrado resistencia a acatar las normas establecidas con las que se ha pretendido proteger a la población del virus.
Si bien es cierto que algunas de las medidas han sido cuestionadas por quienes han estado a favor o en contra, debemos reconocer los esfuerzos de los dos gobiernos a los que les ha tocado liderar los procesos durante la pandemia. El PLD que inició y aplicó las mismas medidas restrictivas que se estaban aplicando en todo el mundo en el momento que era algo desconocido por la humanidad, y ahora el PRM, que, aunque ha tratado de variar algunas cosas, ha terminado haciendo lo mismo, incluso lo que criticaban cuando eran oposición.
Durante el prolongado estado de emergencia se han establecido diferentes horarios para el toque de queda, limitaciones para los establecimientos comerciales, el turismo y casi todas las áreas productivas, y eso ha provocado la desaparición de muchos negocios grandes, medianos y pequeños, mientras que a otros les ha ido muy bien, como es el caso de la industria farmacéutica, los supermercados, bancos y otros que han aprovechado al máximo la situación, y que quizá no estarían muy interesados en que salgamos del lío en que estamos metidos.
Pero ¿qué ha pasado en los últimos días, en los que las autoridades han tenido que tomar la amarga decisión de retroceder, cuando ya nos sentíamos en un ambiente de normalidad en todos los sentidos?
Desde mi óptica, hay varios factores que inciden en este retroceso causado por un agresivo rebrote del virus que nos tiene con el agua al cuello. El primero es la apresurada decisión del gobierno de flexibilizar todo por confiarse en los números que en un momento reflejaban una considerable disminución en todas las estadísticas de la pandemia, y un segundo factor, ha sido la desobediencia a las medidas preventivas, como el uso de mascarilla, distanciamiento y la falta de control de las autoridades.
Esa falta de control de las autoridades, ha sido clave, ya que, en medio de la reapertura, se dejó a la gente hacer lo que quisiera. Veíamos cómo los centros de diversión se mantenían llenos de personas sin cumplir ninguna de las medidas y sin que ninguna autoridad se lo exigiera, algo que no solo ocurre a nivel de los barrios con los famosos “teteos”, como muchos quieren decir.
Los de más alto nivel económico no están libres de culpa, porque a esos niveles también se arman “teteos”, solo que no son iguales que los de los barrios, pero sí en los hoteles de Punta Cana, La Romana, restaurantes y otros lugares a los que frecuentan que siempre están llenos.
Es lamentable que hoy estemos volviendo al encierro y que estemos en un mal momento de la pandemia. Corresponde a cada ciudadano hacer su aporte si queremos recuperar la “libertad” plena que tanto anhelamos.
A los ciudadanos nos toca respetar y cumplir las medidas, a las autoridades les corresponde hacer que se cumplan y se respeten, a los dueños de establecimientos comerciales les corresponde ser más conscientes y no pensar solo en ganancias, sino, velar porque en sus negocios se cumplan las medidas sanitarias. De no hacer el esfuerzo entre todos, pues nos toca a todos seguir pagando las consecuencias.