En RD se da un caso raro

Desde hace tiempo se sabe que el deporte es una de las industrias más prósperas del mundo.

Eso es ya harto conocido, al punto de que en la actualidad rivaliza con las farmaceuticas, militares y tecnológicas.
Se estima que para los Juegos Olímpicos de Brasil la transmisiones de televisión generarán por encima de los tres mil millones de dólares.

Esa cifra superará con creces los dos mil 500 millones que se estima dejó en beneficios Londres 2012.
Definitivamente, estamos en una etapa donde el deporte en términos generales ha encontrado un puesto de primer orden mundial.

A nadie ha de sorprender que hoy la mayoría de las estrellas en casi todas las disciplinas deportivas cobran hasta 10 veces más por concepto de publicidad que por contratos oficiales con los equipos.

Estamos pues ante una posición bastante aventajada para esa actividad.

En República Dominicana no se ha explotado esa industria como debe ser, al parecer ha faltado ingenio de los empresarios.

Es más, aquí se ha reducido considerablemente y en forma dramática la inversión en el patrocinio de los deportes, a nivel privado y también del Estado.