En Pequeño Haití hay pesar por muertes

En Pequeño Haití hay pesar por muertes

En Pequeño Haití hay pesar por muertes

Elías Telemaco le apena lo sucedido en su país y dice son cosas de Dios. JOSE DE LEON

Santo Domingo.-La dura realidad por la que atraviesan sus conciudadanos los mantiene desconcertados tras el terremoto en el vecino país, pero la generalidad de los vendedores en el Pequeño Haití aquí, rehúye hablar del tema.

María Simeón, quien apenas tiene dos años que salió de Haití con su marido e hijos a República Dominicana en busca de una mejor suerte, se preparaba ayer para retornar este jueves al funeral de su padre, quien murió durante el sismo cuando pretendía irse a trabajar.

José Luis Pierre dice vivir y trabajar tranquilo en RD.

La tristeza la embarga, como a otros compatriotas, quienes en “comparsa”, hablan en creole, pero cuando la prensa se les acerca se muestran esquivos ante el temor de que se trate de alguien de Migración, que intente retornarlos a la realidad que dejaron atrás.

“Como somos de la misma nación a mí me duele mucho lo que pasó con el terremoto, pero son cosas de Dios y hay que aceptarlo”, reaccionó Elías Telémaco, uno de los cientos de nacionales haitianos que hacen vida en el país y se dedican a comprar y vender detrás del Mercado Modelo.

Él vino en 1970 de Jacmel a encontrarse con su mamá, que se estableció aquí en el 1960, allá dejó a su papá y los tíos, a quienes visita dos veces al año.

“Cuando vine primero corté caña, fui portero y desde el 1982 llevaba haitianos al aeropuerto a pesar mercancías para mandar por Dominicana de Aviación, después de eso me quede aquí en la Benito comprando mercancías pa manda para Haití”, detalló Telemaco.

Ayudas
En el lugar, hay quienes dicen colectar algo de dinero para enviarles a sus familiares, mientras otros alegan que no tienen como.

“Si yo tuviera cuarto mando a mi familia, pero no tengo, no puedo hacé na”, comenta Marlene Edwarzin, que con esfuerzo pronuncia el español y dice se dedica a hacer trenzas y uñas desde hace 27 años.

Asegura que no ha vuelto más, no porque no le guste su país, sino porque detesta los crímenes que ocurren y la violencia. Aquí tuvo sus tres hijos, algunos nietos aquí, ninguno conoce Haití.

“Yo me sentí mal porque los terremotos que pasan allá matan a mucha gente, lo que queremos es ayuda, no tengo familia en la Capital, pero sí muchos amigos, pero hay mucha gente que perdió a su familia y están durmiendo afuera”, dijo José Luis Pierre, que trabaja motoconcho y vive en Villa Duarte.

Al igual que Marlene, abandonó Haití porque hay muchos bandidos que mantienen a los demás en zozobra y matan por dinero.

En medio del caos

— Tranquilos
Aún con precariedades y la insalubridad aquí se sienten como el “paraíso”, por estar alejados de muchedumbre y los sobresaltos que son constantes en su territorio. El desorden imperante en el Pequeño Haití se extiende, la mayoría está centrado en ventas de misceláneas.