En paz

En paz

En paz

Ana Blanco

Uno crece viendo el mundo como un abanico inacabable de oportunidades. Todo se va descubriendo y absorbes experiencias, vivencias y sentires.

Es un proceso de autodescubrimiento maravilloso. En cada etapa los problemas son intensos, los logros también y, el paso del tiempo, hace que veas ambas cosas desde otra perspectiva.

Llega un día en el que sientes que caminas más lento, no porque no puedas correr, simplemente es porque no quieres hacerlo ya que el camino andado suma muchas cosas y cuando miras hacia delante te vuelves más selectivo en casi todo. La juventud es espectacular. Es un momento de la vida en el que todo es posible, te arriesgas, te lanzas de cabeza y asumes los resultados con la fuerza de que queda mucho por andar. La madurez llega con otro enfoque, las mismas ganas de vivir, pero ya con pocas cosas que demostrar y sí muchas que atesorar.

Todo se vuelve más real y al mismo tiempo más necesario, me refiero a aquellas cosas que efectivamente te aportan, te dan momentos de felicidad pero, sobre todo, no te quitan la paz.

Y es ese día cuando te das cuenta que eres una persona que quiere vivir tranquila, que poco quiere porque poco necesita, pero aquello que te aporta bienestar, que te hace sonreír, que te da fuerza es lo que importa, lo demás poco a poco lo vas soltando.

Y cuando vienes a ver el peso es tan ligero que la vida simplemente te muestra un camino libre, como libre te sientes tú. Y no hay descubrimiento más maravilloso que ser consciente que a partir de ese momento y hasta el final buscarás extraer de la vida lo que te haga sentir bien contigo mismo y, casi siempre, esto es sinónimo de vivir en paz.