En medio de la tormenta…

En medio de la tormenta…

En medio de la tormenta…

Roberto Marcallé Abreu

Quizás, mientras menos se piensa y las personas asumen una actitud estoica, de consciente indiferencia o apatía, la vida se vuelve más tolerable o llevadera.

Solo que se trata de una falsa alternativa, porque soslayar la realidad como hace el avestruz de ninguna manera nos libera de los tormentos y las sistemáticas agresiones del mundo que nos rodea.

Uno se pregunta, sistemáticamente, de qué se trata cuanto ocurre frente a nuestros ojos y descubre eso que llamamos adversidad. ¿Es el mundo? ¿La humanidad? ¿El país? ¿Somos nosotros, nuestra incapacidad para asumir la realidad y de manera colectiva enfrentar nuestros males?

¿O se trata de que, en todas partes, lo que calificamos como “realidad” se corresponde con un diseño, un esquema, una suma de eventos insoslayables difíciles, complejos, un martirio del que nadie puede escapar?

Cuando revisamos las noticias que consideramos relevantes resulta de orden tropezar con lo que se nos figura como un caos infinito que involucra a todo y a todos y del que nada ni nadie puede escapar.

La paz no existe. Nuestra cotidianidad está desbordada de conflictos e incongruencias. Por doquier las desavenencias representan una agresión sistemática a nuestro anhelo de cordura y orden.

A veces se anhela aquel estado de cosas en que la vida era más simple y elemental. Se trata de un sueño, solo un sueño. Esos tiempos ya no volverán y si se quiere vivir y sufrir la realidad real entonces no hay otra alternativa que dar la cara a un estado de cosas desbordado de incongruencias y rarezas al margen absoluto de nuestro control y dominio.

En un editorial del 4 de junio de este año el Listín se queja de que el edificio de oficinas gubernamentales de La Vega opera desde hace años “en precarias condiciones y deterioro físico”. Titula el texto con estas palabras: “Penosa muestra de ineptitud”.

La verdad es que existimos en medio de una tormenta de situaciones complejas, difíciles, irresolubles por un sinnúmero de variables que vienen de muy lejos.

Muchos de nuestros problemas han venido agravándose con el paso de los días, por apatías e indiferencias de otros tiempos y de todos los tiempos, por nuestra propia naturaleza plagada de inmediatismos, irresponsabilidad, desinterés. Es preciso releer las “Cartas a Evelina” de Moscoso Puello. Quizás a Zaglul y “Mis 500 locos” y “La República Dominicana: una ficción”, si mal no recuerdo el título de Juan Isidro Jiménez Grullón.

Entre nuestros pensadores hay mucho material para hacernos una idea de por qué ocurren muchas cosas incongruentes entre nosotros.

Hay un componente nacional en situaciones que ocurren frente a nuestros ojos pero no lo vemos. Somos ciegos por conveniencia y esa ceguera tiene mucho que ver con nuestra idiosincrasia, nuestra historia, las maneras en que organizamos nuestra vida personal y cuanto nos rodea.

“Penosa muestra de ineptitud “es el titular del Listín. “Plantean es alta cifra problemas inflamatorios RD”(Hoy). “Crece la preocupación por la seguridad de pagos digitales” (Mayelin Acosta “).Advierten impuesto al ron sería catastrófico”…
“Sorprende el crecimiento de los fondos de inversión” (Santiago Sicard).



Noticias Relacionadas