En medio de la crisis, Dios te asegura el maná

En medio de la crisis, Dios te asegura el maná

En medio de la crisis, Dios te asegura el maná

Senabri Silvestre

Dios tiene un cuidado especial por sus hijos, a quienes creó con sus propias manos, vistió y proveyó de fuentes de alimentos para su nutrición, aún antes de su creación.

En sus primeros capítulos, Génesis explica cómo Dios creó las condiciones para que la tierra fuera habitable y luego introdujo al hombre y la mujer (su máxima creación) en el huerto del Edén, palabra hebrea de origen acadio que significa “placer”, y le dio potestad para que comieran de todas las plantas y árboles, de las aves, peces y animales.

“Y he aquí que era bueno en gran manera”, dice (Génesis 1:29-32). Dios se preocupó porque la humanidad contara con los recursos suficientes para su subsistencia, y seguirá haciendo lo mismo, porque él “no cambia”, según Malaquías 3:6.

La provisión que manda Dios para los suyos es segura. No se limita a las circunstancias, riquezas individuales o colectivas. Él aprovecha los momentos difíciles, como los actuales, para mostrar su poder y gloria.

Podría citar ejemplos actuales y cercanos, inclusos propios, pero para el reconocimiento colectivo elijo mencionar la historia de los israelitas en el desierto, a quienes Dios sustentó por unos 40 años con maná que caía del cielo (Éxodo 16).

Los israelitas estaban pasando por una severa crisis, como la que muchas familias pasan ahora por la crisis, ya que habían dejado la tierra donde habían vivido y trabajado toda su vida. Estaban sin techo, sin empleo y en un lugar que no producía más que polvo y calor; pero ahí, en esa condición, Dios se ocupó de que ellos contarán con lo esencial. Ni sus vestidos envejecieron ni sus calzados se gastaron (Deuteronomio 29:5).

Es verdad que el maná no llegaba para guardar ni era variado, pero esa porción llegaba día a día (Éxodo 16:4).

Este es el mensaje que quiero dejar a aquellos que puedan estar pasando por una situación difícil, debido a la pérdida de sus empleos o fuentes de ingresos. Tal vez no veas la cantidad de dinero que recibías ni tengas la abundancia de comida que antes, pero confía en que cada día Dios permitirá que consigas el sustento de tu familia.

“Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves!”, Mateo 6:26.



Senabri Silvestre

Editora de Nacionales del Periódico El DÍA, amante de Dios y de mi familia.

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