Los moradores de La Ciénaaga y zonas aledañas viven en un permanente estado de incertidumbre por delincuencia. josé de león
SANTO DOMINGO.-Eran poco más de las 2:00 de la mañana cuando la vida de los esposos Eladio Jiménez y Rosa Peña Guerrero, residentes en el sector Los Cocos, de La Ciénaga, cambió abruptamente.
Una bala perdida perforó el techo de su vivienda de zinc justo en el punto de la casa donde descansaba Rosa Alba, conocida en el sector como Zaida.
“Esa vaina cayó y ella gritó pensando que había sido una piedra. De repente vi toda la sangre, la monté en mi motor y la llevé al Hospital Moscoso Puello”.
Al proyectil le faltó poca cosa para alcanzar la masa cerebral y aunque logró salvar su vida, las secuelas físicas y emocionales se mantienen desde entonces por lo que, a Zaida sus familiares tuvieron que retirarla del sector.
El hecho ocurrió en febrero del año 2020.
Cotidianidad
Las balas perdidas es solo uno de los temores en materia de seguridad de una larga lista que afecta a los residentes de La Ciénaga, Los Guandules, Guachupita y zonas aledañas.
Son asaltados violentamente, intimidados, obligados a guarecerse en sus casas desde tempranas horas de la noche y, en algunos casos, hasta pagar por “protección”.
Una de las bandas que lideraban dichos ilícitos era la conocida como “Los menores”, de la que cuatro de sus miembros cayeron abatidos el pasado martes al enfrentarse con agentes de la Policía Nacional en el sector de Los Cocos.
El vocero de la entidad, Diego Pesqueira, informó que los fallecidos fueron Miguel Ángel Calderón, conocido como Bombo y señalado como cabecilla de la banda; Kelvin Santo de la Cruz (Yamaicol), de 24 años, y una tercera persona todavía por identificar.
En la refriega resultaron heridos Francisco Alberto Menegildo y Rafelín Perdomo.
Los residentes del área aseguraron que el grupo se encontraba compartiendo cuando fue sorprendido por los agentes y que al tratar de escapar, maniobraron las armas que tenían en su poder lo que ocasionó la balacera que les costó la vida.
Del Bombo, los vecinos inclinan la cabeza al referirse a él y solo atinan a decir que solían aconsejarle, ya que se había criado en el barrio.
Una casa donde supuestamente vivía la madre del mentado, permanece vacía. La señora la abandonó semanas atrás “por las repetidas visitas de agentes de la Policía en busca del muchacho”, dijo una residente del lugar. Según la Policía, sobre el Bombo pesaban varias órdenes de arresto por crímenes de homicidio, robos y asaltos a los residentes de las comunidades de la zona.
No acaba
En Los Cocos temen que las bandas rivales que se disputaban terreno con Los Menores empiecen a cometer ilícitos en el sector, pues “el Bombo se encargaba de la seguridad y lo respetaban, además, el no atracaba por aquí”, dice uno de los vecinos. Otro, asegura que procura mudarse porque tiene dos niñas pequeñas y teme lo que les pueda pasar.