Nada como representar a la RD en un país como Corea, donde todo es “rápido rápido”. Sobre todo cuando hay que articular una visita ministerial y empresarial con menos de un mes de antelación.
No hubo que esperar mucho para que confirmaran cita para nuestra vicepresidenta y su delegación, por el gobierno, el primer ministro, los ministros de Comercio, y de Tierra, Infraestructuras y Transportes; presidentes del Instituto de Desarrollo de Corea (KDI), y del Eximbank de Corea, así como los de dos empresas públicas clave para las infraestructuras por venir: la Corporación de Aeropuertos de Corea (KAC) y la Corporación Eléctrica de Corea (KEPCO).
El sector privado lo tenía más complicado, encontrándose como estaban los grandes capos de la industria acompañando la primera visita oficial de un presidente coreano al Japón en casi dos décadas.
Aterrizaba en Tokio en su avión privado el presidente de SK, segundo grupo corporativo coreano, quien no dudó en aceptar inmediatamente.
En breve confirmarían también los presidentes de Samsung, Hyundai, Korean Air y Dohwa Engineering, así como de las dos principales asociaciones empresariales: la Federación Coreana de Industrias (FKI) y la Cámara de Internacional Coreana de Comercio (KCCI).
Como Estado pivote global, Corea domina las tecnologías clave de la 4ta revolución industrial. Es además un actor de primer orden en la fabricación de biofarmacéuticos. Por si fuera poco, sus empresas están listas para la transición energética en la generación eléctrica y los transportes, con productos y servicios disponibles inmediatamente.
Para rematar, el Gobierno coreano transfiere con generosidad sus políticas públicas y prácticas regulatorias, permitiendo a sus aliados acoger sus inversiones y adoptar sus tecnologías con mínimo retraso. Tiene también diversos mecanismos de financiamiento con holgados plazos y bajos intereses.
Fabricar en la RD coloca a la producción coreana no sólo más cerca de los EE. UU. sino también de la UE, bloque del cual nos separan apenas 9 horas de vuelo o 9 días de tránsito marítimo. Con ambos tiene la RD libre comercio desde hace más de 15 años.
En sus reuniones empresariales, doña Raquel conversó con representantes de alto nivel de las tres principales empresas coreanas (Samsung, SK y Hyundai), así como con la KAC, con Korean Air, con la firma de ingenieros Dohwa y con KEPCO, gigante coreano de la electricidad que asesora a la RD desde el año 2011 para buscar cómo reducir las insostenibles pérdidas de distribución por tanto tiempo toleradas.
Nos toca ahora seguir trabajando duro para firmar lo pendiente, ratificar lo firmado y ponernos a tono con las exigencias que conllevará captar las inversiones coreanas y exportar nuestros productos a un mercado altamente sofisticado como lo es el de Corea.
Sólo me queda agradecer al presidente Luis Abinader y al canciller Roberto Álvarez por haber prestigiado la gestión de un servidor con la visita de una delegación encabezada por una funcionaria ejecutiva y elocuente como lo es doña Raquel Peña, quien supo poner en alto la bien ganada reputación de la RD como un país democrático, respetuoso del imperio de la ley y amante de la libertad.