¿En cuál extremo se sienta usted?
Nacemos y morimos: es cierto. La alegría y el pesar son emociones sentadas a los extremos de un sube y baja. Ante un mismo hecho nos situamos dependiendo de factores que nos condicionan.
La posible liberación del narcotraficante Quirino Ernesto Paulino, a unos indigna mientras a otros alegra.
- Publicidad -
¿Condicionantes? La formación e información, la abstracción en los conceptos que definen el hecho, la realidad social, los beneficios que se han recibido.
Y así. Ya que no nos ponemos de acuerdo en algo que parece claro, mi ironía se pregunta, ¿en cuál extremo se sienta usted?
Si usted es de los que celebran, quizá lo haga porque la palabra “narcotraficante” no es más que una abstracción.
La definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, señala que “narcotraficante” es una persona que “trafica con estupefacientes”. Es decir, alguien que simplemente hace negocios al margen de la ley.
Pero otra ley se impone: la de la miseria, la ignorancia y la corrupción. Y esta ley es más fuerte que todas las leyes que se violentan. Pues si busca la definición en un vecino de estos criminales, usted verá qué ser humano más noble le van a describir.
Faltaría buscar una toalla blanca para secarse las lágrimas ante tantas filantropías derramadas en una comunidad tan olvidada por las autoridades, que ya nadie recuerda el nombre.
A lo mejor si en el diccionario (o los medios de comunicación), en vez de esta abstracción, se leyera algo así como: criminal de alto vuelo que roba, mata, corrompe, desgarra familias enteras, impone una cultura de terror para negociar con sustancias que a su vez matan, desgarran… (etcétera) ya, más o menos, estaríamos de acuerdo.
Si usted es de los que está en desacuerdo, no entenderá que la ley no esté sujeta a ninguna ley. Quiere decir, que quienes negociaron con éste o con los otros, bajan y suben penas para cazar a otros más grandes.
Este “arrepentimiento” parecería más ventajoso que el que ofrece Cristo: no se apuren que al final pueden negociar e irse a vivir una vida tranquila y apacible con su vejez asegurada.
Si usted es del grupo de quienes les da lo mismo lo uno o lo otro, búsquese unas tiras cómicas, que allí por lo menos hay héroes y heroínas que salvan al mundo de quienes se dedican al mal.
Etiquetas
Artículos Relacionados