En Colombia hay un pueblo donde no llueve desde hace tres años

En Colombia hay un pueblo donde no llueve desde hace tres años

En Colombia hay un pueblo donde no llueve desde hace tres años

Colombia.-Tres años de sequía, falta de infraestructura, alta corrupción, baja presencia del Estado, aislamiento y -desde hace meses- el cierre al paso de mercancías desde Venezuela, se han combinado para crear una profunda crisis humanitaria en el departamento de La Guajira, en el noroeste de Colombia. Hasta la parte más remota del departamento, la Alta Guajira, viajó BBC Mundo.

Es como recorrer el lomo de una serpiente ocre, reptando entre un mar de espinas.

No hay marcas para seguir un camino, apenas huellas de vehículos que ya pisaron esos suelos, que se entrecruzan formando un laberinto, sembrado de cactus.

La Alta Guajira, en el extremo nororiental de Colombia, es un lugar inhóspito y remoto, a donde es difícil llegar para personas, bienes y buenas voluntades; incluso para la propia maquinaria del Estado.

Tan acostumbrados están los habitantes a que casi nadie venga de fuera, que cuando la ONG británica Oxfam -con la que BBC Mundo viajó a la zona- llegó por primera vez con el plan de instalar sistemas de provisión de agua les preguntaron «qué numerito hay que marcar» en la boleta electoral.

Creían que eran parte de otra caravana de campaña, la única instancia, dicen los habitantes, en que se ve a los políticos por la zona.

Como ahora, cuando la campaña política está a toda marcha de cara a las elecciones departamentales y para alcaldías de octubre.

La Alta Guajira es también una de la zonas más pobres y desoladas del país, donde apenas hay servicio de agua; no hay alcantarillado y pocos lugares tienen luz eléctrica.

El efecto de esas carencias cala en la vida de sus habitantes.

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«Tengo hambre y la niñita debe estar llorando de hambre», confiesa con gesto de vergüenza Remedios Ipuana.

La niña tiene cuatro años; la dejó atrás para ir a pedir algo de comida a su vecino Beniverto Fernández, en la zona de Porshina.

Jagüey seco

El agua es escasísima en la Alta Guajira.

Antes llovía por estaciones, pero ahora se vive una larguísima sequía, consecuencia de sucesivos fenómenos de El Niño.

Los más de 200.000 habitantes de la región, casi en su totalidad miembros de la comunidad indígena wayuu, la más grande de Colombia, hace tres años que no ven llover.

La tierra ajada en el jagüey (poza donde se acumula agua) del área de Porshina es testimonio incuestionable de la sequía.

En enero tenía un poquito de agua. Después, nada.

De allí bebían y daban de beber a sus animales unas 300 a 400 familias wayuu.

Una paradoja: «porshina», en lengua wayuunaiki, significa zona con mucho barro.

Sin siembra

No muy lejos de donde está el jagüey vive Beniverto Fernández, junto a su mujer Altagracia González y dos hijos, la familia a la que fue a visitar Remedios Ipuana.

Por la falta de agua se le han muerto 30 chivos y 80 ovejas.

«Los animales no tienen qué comer», dice.

Cuenta cómo tiene que quemar tuna (cactus) y darles eso como alimento.

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Es algo que se repite en toda la región: familias que tenían 200 a 300 chivos ahora tienen 70 u 80.

Los animales son clave en la organización social wayuu: sirven para cancelar deudas, saldar problemas con la justicia indígena y pagar la dote por una esposa.

La falta de otras fuentes de alimento también pone presión sobre los rebaños.

La frontera con Venezuela

La falta de agua es una de las causas de una crisis alimentaria que terminó de rebosar cuando, hace más de un año, Venezuela comenzó a restringir el paso de productos hacia Colombia.

El vecino país dice que busca contener el «contrabando de extracción», el traslado de mercancías subsidiadas (combustible y alimentos, más que nada) de un país al otro.

Los wayuu tienen doble nacionalidad, ya que su territorio ancestral abarca ambos estados.

Así que pasaban libremente de un lado a otro de la frontera, a trabajar y a comprar alimentos a precios subsidiados.

Pero hubo wayuus que abusaron de ese beneficio, le dijo a BBC Mundo Luis Mora, asesor del Plan Fronteras para la Prosperidad de Cancillería, orientado a fomentar alternativas de desarrollo económico en los puntos más alejados del país.

Mora cuenta que las autoridades venezolanas le dijeron en julio de 2014 que estaban saliendo para la Alta Guajira 5.000 toneladas de alimentos mensuales, mayormente destinadas al contrabando.

Si es así, la sequía persistirá y caerá una nueva capa de dificultades sobre esta emergencia lenta pero implacable.

Mientras tanto, los políticos locales siguen en campaña.

Después de un pequeño mitin con los habitantes de Siapana, el equipo de un candidato a la alcaldía dejó pilas de afiches y panfletos.

Una señora comentó: «¡Lo que se habrán gastado en tanto papel!, hubieran traído un poco de arroz».



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