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En Capotillo aseguran que autoridades actúan «con doble moral»

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📷 El ambiente de “tranquilidad”, que se percibe en Capotillo la gente afirma se mantendrá hasta que este el patrullaje. Alexis Monegro.

Santo Domingo.“Por aquí hay más de 20 puntos de droga y la Policía nada más viene a buscar dinero. O sea, que la situación sigue igualita o peor. Lo que hacen es llevarse a muchachos del barrio que no tienen que ver con nada. Sin embargo, a los puntos de droga van, cogen cuarto, sueltan al que ellos quieren, rompen, se llevan máquinas, hacen lo que les da la gana y se van”.

Ese es el testimonio de un vecino de la calle Capotillo, en el populoso sector del mismo nombre, a tres semanas de que el Ministerio de Interior y Policía interviniera el lugar en especial la famosa calle 42 conocida por sus teteos nocturnos, el microtráfico y otras acciones reñidas con la ley.

Desde el pasado 31 de mayo, el área está militarizada y, como es lógico, muchos vecinos dicen percibir menos ruido y delincuencia. Sin embargo, la mayoría coincide en que se trata de medidas “parches, momentáneas y que no tendrán efectos positivos a largo plazo”.

Viviendas del sector Capotillo. Alexis Monegro.

Lea también: Capotillo “bajo la mirilla” policial, asume vigilancia como un aparataje

Miedo, ventas bajas y desconfianza

La mayoría de las personas evita hablar o identificarse. En la calle 42, vendedores informales aseguran que las ventas han caído drásticamente porque los visitantes de otros sectores han dejado de ir por temor.

“En cuanto a las decisiones que han tomado las autoridades, el barrio sigue igual: la delincuencia y los puntos de droga operan con normalidad. Lo primero que habría que hacer es sanear la Policía y la Dirección de Drogas”, opinó un comunitario de la calle Cuatro.

“Esto es bulto, no ha pasado nada. Los tigüeros se están portando mejor mientras estén invadíos”, comentó Juan González en la calle José Martí, donde otros vecinos comparten una visión similar.

“No, no, a mí no me pregunte nada… yo soy una mujer pendeja, no quiero hablar”, dijo una ama de casa en la calle Ocho. En la misma vía, una joven que salía hacia su trabajo, y volvería en la noche, confirmó que el ambiente está más tranquilo por el cierre de negocios.

Miseria y abandono

En Capotillo, la miseria es evidente. El silencio de muchos contrasta con la realidad que salta a la vista: basura acumulada, calles deterioradas y hacinamiento. Aunque los camiones de basura pasan, los vertederos improvisados se regeneran casi de inmediato, debido al hacinamiento de los barrios aledaños.

En la calle Seis, algunos comerciantes dijeron sentirse más tranquilos “momentáneamente” porque los delincuentes se han recogido.

Un hombre camina por las calles de Capotillo. Alexis Monegro.

Desde que esta mujer (Faride Raful) metió por aquí al comandante García, con mano dura, que tranquilizó Moca, esto está mejor”, opinó José Manuel Romano Sanz.

Necesidades sin atender

Los apagones frecuentes, el desorden en el cableado eléctrico, el drenaje sanitario deteriorado y las aguas residuales contaminantes son algunas de las quejas más recurrentes. Muchos aseguran sufrir afecciones respiratorias por el mal estado ambiental.

“Por aquí faltan instalaciones deportivas, la luz se va a cada rato, y no hay oportunidades de trabajo para los jóvenes. Solo por poner en un currículo que uno vive en Capotillo, ya lo descartan”, explicó Samuel, un residente que denunció la estigmatización del sector.

El progresivo deterioro de muchas viviendas revela las duras condiciones socioeconómicas de las familias. Algunos vecinos contaron que hay casas donde defecan en los contenes porque no tienen baños.

La otra cara de Capotillo

Pese a las dificultades, en Capotillo también hay personas trabajadoras que se esfuerzan por salir adelante.

Un colmadero de la calle General Sucre dijo sentirse más tranquilo tras haber sido víctima de un atraco días atrás. Aun así, sigue apostando a su negocio como fuente de sustento.

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Yanet Féliz

Periodista con amplia experiencia en temas de medio ambiente y ciudadanía.

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