En asuntos de fiestas, no quiero hablar cosas malas y no lo voy hacer

En asuntos de fiestas, no quiero hablar cosas malas y no lo voy hacer

En asuntos de fiestas, no quiero hablar cosas malas y no lo voy hacer

 

Porque:… “No te engañes por la primera impresión”

 

No te engañes. Sí algo parece

Demasiado bueno para ser

Verídico,

Probablemente sea cierto.

Brown, Jr.-

Después de todas estas locuras de derroches, con el supuesto objetivo de celebrar hechos religiosos y hasta “milagrosos”, según los escritos que desde pequeños nos inculcan como hechos irrebatibles, nos vemos en la imperiosa y obligatoria necesidad de volver aterrizar en esta amarga y terrorífica realidad. Quizás por esta circunstancia es que me la paso mirando hacia el horizonte y no para arriba, tal y como están haciendo los miembros de la claque que mal nos gobiernan, ya que podría tropezar y caer al piso y puedo asegurar, porque lo he visto, que el golpe es fuerte y lo peor es que serán pisoteados por muchos que ahora los alaban

Pero no estoy en hablar de lacras, espalderos u otros tantos bichos raros, muy a pesar de sufrir hasta lo indecible con las acciones de los segundos, que vienen siendo lo mismo que los primeros, aunque con uniformes y que se han repartido como si fueran parcelas, la institucionalidad de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Y el que tenga dudas, que obtenga quienes están comandando en esos organismos, con la salvedad de que un gran numero lo está haciendo en adición a su “delicada función” de guardaespaldas, comenzando por los que rodean al Primer hombre. En tanto, los que no pertenecen al famoso “Cuerpo”, ¡Bien gracias! Ya que además, no pueden decir ni “Pío”. Y eso, no voy a referirme a las pensiones en estas instituciones, porque ahí sí es verdad que eso  no tiene madre ni familiares.

Reitero que no quiero hablar de este tipo de basura, porque al fin algunos nacen para una cosa y otros para otra cosa; unos muelen y a otros los muelen, aunque es indiscutible que por este tipo de accionar de los llamados a ejercer la autoridad, su relación con las agrupaciones independientes de presión social y su miedo en apariencia para ejercer la autoridad que le confieren las leyes como miembros del Estado para defender la ciudadanía, en vez del perro menear la cola, es esta la que mueve al perro. Algo parecido a que en vez del titiritero mover al títere, sea este que mueve al titiritero. ¿Coincidencia o parecido al estado de incertidumbre en el cual nos mantienen estos grupos y, por demás, pobres padres de familia?

Es que no quiero hablar de eso aunque confieso que no quisiera, al igual que muchos, que mis esperanzas mueran esperando certezas de quienes viven borrachitos de poder y de indolencias, aunque considero que todo aquel que ejerce la mentira consciente sobre el accionar de las cosas que les fueron confiadas por el pueblo, llegado el momento dejan de ser mentiras para convertirse en un crimen consciente y eso es condenable a pesar de que le quiten la venda a la “Ciega”, perdón, a la señora Justicia.

Y es que me tomó demasiado tiempo entender, comprender que aunque el cielo tiemble al verse teñido de rojo y aun el infierno se congele ante nuestras acciones o respuestas ante tantos abusos e indelicadezas para recuperar la institucionalidad perdida y aun pasen días en aparentes poses de sumisión, tenemos la obligación de presionar a nuestros verdugos para que se dirijan al cambio en el pensar y el accionar que está ejecutando esta claque política oportunista, que nos ha embarrado de eses desde las puntas de los pies hasta la última hebra de cabello. Y esto tiene que suceder por encima de todos los intereses espurios que ejecutan los “empresarios políticos” a costa del padecimiento de tantos.

Estoy claro de que no deberíamos ser rebeldes, pero tampoco continuar así… ¡Entonces qué! Es posible que debiéramos de comenzar hablar de ¿Sangre, porque las palabras no han servido de mucho? No, no quiero que se pueda manifestar como un manifiesto de insurrección, de guerra o desobediencia a las cosas “medalaganarias” de muchos políticos mafiosos ni mucho menos, aunque, quien sabe si podría ser. ¡Si señor!



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