“Dentro de las alteraciones que se manifiestan, están el desempeño sexual y laboral, insomnio, mala alimentación, ansiedad y hasta depresión”.
SANTO DOMINGO.-La mayoría de las empresas que reactivaron sus actividades desde hoy no están tomando en cuenta el impacto psicológico del tiempo en cuarentena por el COVID-19 en sus empleados.
A juicio del psicólogo y académico de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Noel de La Rosa, los empresarios solo se están enfocando en el aporte de sus trabajadores, lo cual podría no ser igual, fruto de posibles alteraciones a la salud mental que sufrieron algunos por la amenaza del virus.
Cuando la mente recibe una gran cantidad de información amenazante a la salud física, como lo es esta pandemia, el especialista explica que es natural que el organismo responda con ciertos niveles de estrés produciendo hormonas llamadas cortizol, cuya producción desbordada altera la estabilidad física y psicológica de la persona.
“Dentro de las alteraciones que se manifiestan, están el desempeño sexual y laboral, insomnio, mala alimentación, ansiedad y hasta depresión”, dijo.
El experto advirtió que al introducir la variable del trabajo que demanda mayor concentración, esfuerzo y energía, los empleados involuntariamente manifestarán baja productividad, pierden capacidades cognitivas, ya que no visualizan la vida de la misma manera.
“Hay que tomar en cuenta que estás personas adquirieron hábitos nuevos, muchos descuidaron su salud física”, dijo.
Al entender del académico, esto no es de la preocupación de los empresarios, quienes según él, solo realizan pruebas del COVID a los colaboradores, pero no evalúan el estado mental de ellos.
Para mitigar esos efectos, de La Rosa recomendó que las empresas y el Gobierno central, aunar esfuerzos para diseñar una estrategia comunicativa de educación psicológica en coordinación con los especialistas de la conducta, que ayude a contrarreste las malas noticias. Esto con el fin que la población desarrolle estrategias de cómo manejar la crisis en el aspecto emocional y psicológico, principalmente para aquellos con ciertas debilidades y que no cuente con grupo de apoyo.
En el informe de las asistencias psicológicas y psiquiátricas que brinda a la población el Ministerio de Salud Pública, por la crisis del coronavirus, unas 5,388 personas manifestaron algún tipo de alteración mental, siendo la ansiedad y el trastorno del sueño los problemas que más afectaron a esta población.
La ansiedad afectó al 46% (2,635), el trastorno del sueño 27% (1,570), depresión 15% (872), estrés 7% (381), dificultad de adaptación 4% (245) y conducta suicida 1% (67).
Esto es un número importante de afectados, donde el 29% de los 5,388 pertenecen al personal de salud y el 68% a la población en general.
“Ahora hay que aprender a vivir en la nueva “covidianidad”, eso implica una serie de protocolo para evitar contagiarse, pero también requiere una estrategia para evitar que las personas sufran alteraciones psicológicas”, agregó el profesor universitario.
Las consecuencias de no formular una estrategia que mitigue el impago mental de la crisis, pueden conllevar a que la persona, entre en un círculo vicioso de sufrimiento mental, que posiblemente derive en la consolidación de trastornos psicológicos que hasta logren desequilibrar a la persona.
“Algunas personas no pueden consolidar el sueño por los pensamientos repetitivos que aparece en su mente fruto de la carga informativa amenazante, pero considerar eso como un trastorno no basta con recibir a una llamada, sino que hay que someter al individuo a varias pruebas para confirmar que se está frente a una trastorno que podría permanece y dejar secuelas”, explicó.