Guitarra en manos, el doctor César Mota Curiel arengó como lo hacen generales en las pausas de las sangrientas batallas, donde se cuentan las bajas y las palabras se nutren del hierro.
Santo Domingo.- Para llorar. La muerte no ha podido con todo, quién dijo eso. Por ejemplo, con el aliento. Un joven, cristiano, médico emergenciólogo pediatra, tomó anoche su guitarra y cantó a sus compañeros del Hospital Pediátrico Robert Reid Cabral para animarlos a no desmayar en las largas jornadas de atenciones por coronavirus y otras condiciones de los niños allí recluidos.
El doctor César Mota Curiel arengó como lo hacen los generales en las pausas de las sangrientas batallas, donde se cuentan las bajas y las palabras se nutren del hierro.
“Jesucristo está con nosotros y no importa lo que pase, él estará con nosotros”.
Le recordó a los médicos algo que dijo San Vicente de Paúl, “los pobres son mi pesar y mi dolor”.
Y a seguidas, circunspecto, exclamó “ahora mismo a mí me duele y me pesa la situación que estamos pasando con esta pandemia, y ese dolor y ese pesar de nuestros pacientes, y de manera muy particular de mis compañeros médicos”.
Con la parquedad en recámara y la paz del Edén, expresó a sus colegas “Jesucristo está con nosotros y nunca nos va a desamparar y que pase lo que pase, él está con nosotros”.
Y a seguidas, su entonada voz recorrió palmo a palmo las blanquecinas paredes de la emergencia, con el silencio solemne de sus compañeros médicos.
El doctor Mota Curiel es egresado de la Universidad Iberoamericana (UNIBE) y de la primera promoción de emergenciólogos pediatras del Robert Reid Cabral. Tiene 32años y es músico con formación en el Conservatorio Nacional de Música. Sus presentaciones van de ministerio en ministerio en la Iglesia Católica.
Se describe así, “que no me gustan esas cosas (se refiere a la exposición pública), lo hice para alentar a mis compañeros en estos momentos”.