“No confundas mi silencio con ignorancia, mi tranquilidad con aceptación, mi gentileza con debilidad”. No es mejor quien grita más sino quien actúa correctamente. En estos tiempos, en los que se nos ha puesto el mundo del revés, creo en esas personas que trabajan, se mueven, reaccionan y, en buen dominicano, resuelven.

Siempre he pensado que quien habla demasiado, actúa muy poco. En cambio, esas personas que, sin tener que publicarlo, decirlo o transmitirlo, toman las riendas de una situación y dan soluciones, merecen todo mi respeto.

Nos piden que nos quedemos en casa. Yo lo hago. Creo que es mi aporte en esta situación.

Pero no dejo de pensar que debería estar haciendo algo más. Entonces veo una joven que ha creado unas viseras protectoras para los sanitarios, otras muchas que han podido recaudar en poco tiempo dinero para ayudar a quienes lo necesitan, sin políticos ni marketing por medio, y me emociono.

Y doy las gracias porque hay personas así, que no solo piensan y hablan sino que toman la decisión. Todos podemos hacerlo en vez de gastar la energía opinando, criticando o tomando decisiones puramente egoístas o que queden bien en las redes.

Son tiempos de temor, de no saber qué va a pasar, pero es ahora que esas personas fuertes, con verdadero emprendimiento y corazón solidario son las que lograrán que podamos enfrentar este virus.

Y sé que lo vamos a lograr. Habrá muchos nombres que no conoceremos, pero que -con sus acciones- nos salvaron la vida, literalmente. Hoy mis palabras van para ellos, mi fuerza también y mi respeto.

Son ellos los que realmente me dan esperanza y me regalan el convencimiento de que esto va a pasar y pronto volveremos a la normalidad que, hoy, necesitamos. Gracias por actuar.