Recuerdas que en el artículo anterior mencioné que las creencias limitantes están cimentadas en la desesperanza, impotencia y ausencia de mérito.
Cuando detectamos cuáles son las que nos mantienen anclados en una realidad que no queremos seguir viviendo es fundamental que las desafiemos de manera constante y tenaz.
También te motivé a escribir algunos de esos pensamientos y expresiones con los que te hablas a ti mismo. Ahora saca esas notas para que empieces a responder algunas preguntas.
Recuerda que este ejercicio es privado y una vez que quieras puedes romper el papel o guardarlo para revisarlo en el futuro y comparar los progresos. Sé honest@ contigo mism@.
Elige una de esas expresiones que te limitan; en una columna escribe pruebas que demuestren esa creencia. En otra columna escribe hechos de lo contrario.
Escribe de qué manera te es útil esa creencia y que cuesta mantenerla. Observa sus aportes positivos sobre ti. Siente si te trae paz o estrés y pregúntate si vale la pena seguir sosteniendo esa creencia.
Este ejercicio lo puedes hacer cuantas veces necesites y con cuantas creencias lleguen a tu mente. Podrás hacerte consciente de lo estrechas que dichas creencias son y cómo te frenan en el camino a lo que anhelas lograr o llegar a ser. También podrás encontrar que te aportan ciertas ganancias o seguridad, pero cuando calculas el beneficio real sobre una creencia potencializadora notarás que no pasa de un 30 %.
Desafiar esas creencias limitantes cada vez que surjan, es repetirte: “es falsa e inútil”. Inmediatamente repite un pensamiento potencializador o reafirmante. Una buena práctica para lograr que salgan automáticamente es iniciar tu día con algunas frases reafirmantes, y concluirlo con una revisión del día y sus progresos.