Elegir ser auténtico

Elegir ser auténtico

Elegir ser auténtico

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

En un mundo donde la presión de los demás y expectativas externas -a menudo- dictan nuestras acciones, por lo que vivir con autenticidad es un desafío diario. Sin embargo, llegar a mis 52 años con esa perspectiva única de ser fiel a mí, me brinda una sensación de libertad que tal vez pocos logran entender.

Mañana, que me dice el reloj que he visto pasar 52 primaveras, contemplo el camino recorrido con una mezcla de nostalgia, satisfacción y gratitud. Reflexiono sobre los logros alcanzados, relaciones cultivadas -auténticas o no-, aprendizajes adquiridos y, sí, incluso los errores cometidos y caídas experimentadas… me doy cuenta que es un privilegio ver mi vida con sus luces y sombras, victorias y desafíos.

Me considero afortunada de acumular experiencias que han moldeado y transformado a la persona que soy hoy, pero más importante, que pueda compartirlas con ustedes a través de esta columna semanal y sea punto de apoyo, reflexión, aprendizaje y reflejo para mis lectores. Gracias a todos los que me retroalimentan a través de sus mensajes.
Cada meta alcanzada que, en algún momento me parecía inalcanzable, y obstáculos superados, han fortalecido y enriquecido mi viaje. Ellos son testigos de mi dedicación, perseverancia y determinación. No tengo victorias pequeñas, tengo recordatorios del poder de mi resiliencia y hambre de aprender y crecer. Ya sea en el ámbito profesional, familiar o personal, celebro cada paso como un avance.

Muchas lecciones valiosas han marcado mi camino. He aprendido que el verdadero éxito no está acompañado de aplausos y reconocimientos, sino que -muy a menudo- se encuentra en mis momentos de silenciosa satisfacción; que el fracaso no es el fin del camino, sino una oportunidad para mejorar; que la verdadera fuerza radica en mi capacidad de levantarme después de cada caída y seguir adelante; y nunca, pero nunca, comprometerme con lo que no puedo hacer.

Abrazar nuestras imperfecciones

Para mí, la autenticidad no es sólo ser honestos con los demás -aunque muchas veces me paso de la raya en esto-, sino también con nosotros mismos. Mi autenticidad significa abrazar mis imperfecciones, reconocer mis fortalezas y debilidades, y vivir según mis valores. Hace mucho entendí quién soy realmente y qué quiero en la vida. Abrazo mis cicatrices y aprendo a convertirlas en símbolos de fortaleza, aún cuando vuelva a equivocarme o sienta algún arrepentimiento. Es normal, es propio de los seres humanos.

Quizás lo más importante de todo es que he aprendido a valorar el presente, vivir en el aquí y ahora con plena conciencia y gratitud. Porque, al final del día, lo que realmente importa no son los logros o posesiones materiales, sino las experiencias compartidas, momentos vividos y relaciones construidas. Cada año que cumplimos es un regalo, una oportunidad para seguir creciendo, aprendiendo y amando en este maravilloso viaje llamado vida.