Al momento de escribir esta columna transcurrían las elecciones y, en una ojeada a las situaciones que se iban dando, el panorama siempre es igual, con algunas variaciones, cual “déjà vu”.
A veces cambian los actores, aunque resultan más de lo mismo; en las primeras horas, retrasos y tumultos en uno que otro colegio electoral; proselitismo, afiches y demás en los alrededores del centro de votación, a pesar de estar prohíbidos.
Sin olvidar mencionar una que otra denuncia, muchos llamamientos y otros pataleos antes de tiempo, por eso de “picar alante” o qué tan perdido se sienten. Todo en aras de la maltratada democracia. Ojo, no digo que no sean ciertos, pues lo lamentable es que se han hecho costumbre.
También están la compra de cédulas, repartición de dinero y los reconocidos “pica pollos”, ahora relegados a un segundo plano, pues lo que se regala es “mascarillas y desinfectantes” como insumos esenciales contra la pandemia de coronavirus.
Una que otra pelea y discusión que, en ocasiones, termina en tragedia, como la muerte de Julio Pérez. En fin, si seguimos, no terminamos, pues los dominicanos somos “un crisol” de tantas cosas.
A estas elecciones, se le suman otras cosas nuevas que las hacen, más que especiales, diferentes.
Se realizaron fuera de calendario por la amenaza de una pandemia… que sigue amenazante, tal vez peor que el primer día. Sin embargo, en muchos casos, el distanciamiento físico se fue “a pique”.
Más la comedia de la desaparición de más de 30 millones, como si fueran tres pesos, que en las primeras horas de ayer anunciaron que aparecieron, tatatatan tatatatan, como por arte de magia y sin explicación alguna, por lo menos al momento de hacer el anuncio. Luego se dieron los detalles de la investigación señalando como culpable a un “segundo al mando” de la seguridad.
Como ven, hay tela por donde cortar y faltan tijeras. Pero, al margen de todo esto, debemos seguir tomando conciencia de la importancia de ejercer el voto. Sin importar si tenemos o no una segunda vuelta, debemos seguir haciendo valer nuestra voz y esa voz está en las urnas.
Granito a granito, construimos un mejor país si cada uno de nosotros lo asume con responsabilidad.