Celedonio Jiménez
Acabaron de celebrarse las elecciones generales en los Estados Unidos. Las mismas concitaron la atención no sólo de los dominicanos y latinoamericanos radicados en este gran país de Norteamérica, sino también de una amplia franja de la opinión pública en la República Dominicana y en toda la región.
Y es que independiente de la adherencia y rechazo que en nuestro país y fuera de él, tienen el Partido Demócrata y el Republicano, las políticas y los estilos desplegados por el presidente Donald Trump durante los últimos 4 años, y la posibilidad de su reelección, han provocado que se desaten ardorosas pasiones tanto en contra como en favor del mismo.
Las últimas informaciones que arrojan los medios de prensa, nacionales e internacionales, permiten inferir el triunfo del candidato Joe Biden en la señalada contienda, triunfo que lo catapultaría como el próximo presidente de los Estados Unidos.
Identificado con la intervención, que a propósito de los resultados electorales, hiciera el entrañable amigo dominicano, Danilo Rodríguez, como parte de los comentarios que a diario produce por la emisora Poder 102.1 de Providence, Estado de Rhode Island; enumero aquí a quienes entiendo perdedores en este proceso.
El primer lugar me permito enumerar al Partido Demócrata, (no obstante perfilarse como partido ganador) pues a pesar de los grandes flancos débiles del presidente Trump y su ejecutoria, a saber, sus sucesivos traspiés en cuanto a política de salud frente al Covid-19, los graves problemas económicos, su díscola posición frente al calentamiento global, y su postura racista ante la cuestión de la supremacía blanca, no pudo infligirle una derrota contundente al presidente y a su adversario, el Partido Republicano.
En segundo lugar, son perdedoras las grandes firmas encuestadoras, que por segunda vez consecutiva predicen equivocadamente una ventaja, que no se cristaliza, del candidato demócrata sobre el republicano.
Varias empresas predijeron para el día de las elecciones, una diferencia hasta de 8 puntos porcentuales en favor de Biden.
Han perdido los dos candidatos contendientes, uno por faltarle energía y otro por creerse, fallidamente, por encima del bien, de las leyes y de las normas que, como presidente, ha jurado respetar.
Ha perdido la democracia norteamericana concebida como pura, ingenuamente.
Nunca, en la contemporaneidad, un presidente en ejercicio de los Estados Unidos, había dicho que no sabía que haría si perdía las elecciones de su país.
Y otro que quizás ha perdido es el pueblo de los Estados Unidos, arrastrado por las ejecutorias oficiales a una abierta división social y política, y actor, en una proporción récord, de un proceso electoral en que nada menos que el presidente ha acusado a su contendiente electoral de hacer fraude.
Los días venideros harán al pueblo estadounidense testigo y participante de grandes confrontaciones.
