Varsovia, Polonia. – Las elecciones presidenciales de Polonia se han reducido a una clara disyuntiva ideológica: un alcalde proeuropeo y liberal contra un conservador nacionalista acérrimo. La diferencia en las encuestas es tan ajustada que es imposible predecir el resultado en la segunda vuelta del domingo.
No se trata solo de un asunto interno. El presidente Donald Trump ha dado su apoyo incondicional al candidato nacionalista Karol Nawrocki y ha insinuado la posibilidad de estrechar lazos militares si los polacos lo eligen a él en lugar del alcalde liberal de Varsovia, Rafał Trzaskowski.
Un concurso con implicaciones globales
Trump se reunió con Nawrocki a principios de este mes en la Casa Blanca y envió a su Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, a una reunión del grupo de presión conservador CPAC en Polonia, donde ofreció un fuerte respaldo.
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Noem incluso planteó la posibilidad de vínculos militares más estrechos entre Estados Unidos y Polonia en caso de una victoria de Nawrocki, con la advertencia implícita de que una victoria de Trzaskowski podría poner en peligro la seguridad de Polonia.
El primer ministro autocrático de Hungría, Viktor Orbán, que mantiene estrechos vínculos con el Kremlin, también dio su apoyo a Nawrocki en una reunión del CPAC en Budapest el jueves.
Lo que está en juego no es sólo el rumbo interno de Polonia, sino también la posición internacional de un miembro clave de la Unión Europea y de la OTAN en el flanco oriental de la alianza, en una región paralizada por la ansiedad por la guerra de Rusia en Ucrania.
La votación del domingo le dará al Primer Ministro Donald Tusk, un reformista pro-UE, un aliado presidencial que puede avanzar con su agenda de estado de derecho, o le dejará con un rival que podría vetar la legislación y bloquear las iniciativas del gobierno.
Los partidarios de Trzaskowski argumentan que un líder proeuropeo fortalecería la posición global de Polonia en tiempos de guerra en Europa. Los partidarios de Nawrocki creen que solo un gobierno conservador puede salvaguardar la soberanía nacional y los valores cristianos tradicionales, y afirman que el apoyo de Trump mejoraría considerablemente la seguridad de Polonia.
Creciente apoyo a la derecha populista
Pero el candidato que en última instancia puede decidir el resultado es uno que no aparecerá en la segunda vuelta.
Sławomir Mentzen, político de extrema derecha de 38 años y productor de cerveza de la ciudad de Torun, en el centro del país, quedó tercero en la primera vuelta de las elecciones, el 18 de mayo, con casi el 15% de los votos. Aunque eliminados, sus partidarios —a menudo jóvenes, antisistema y profundamente escépticos tanto de Bruselas como de la clase política polaca— se han convertido en el electorado más solicitado del país.
Los dos candidatos restantes se han esforzado por cortejar a Mentzen y a su base. En los últimos días, ambos viajaron a la ciudad de Torun, en el centro-norte de Polonia, famosa por ser la cuna del astrónomo Nicolás Copérnico, para aparecer en el canal de YouTube de Mentzen, donde ha conseguido una base de seguidores con una mezcla de economía libertaria, retórica nacionalista e invectivas anti-UE.
Su influencia pone de manifiesto un cambio más amplio en la política polaca, donde la extrema derecha, antes considerada una fuerza marginal, está moldeando cada vez más la agenda nacional. También forma parte de una tendencia más amplia de partidos de extrema derecha que están ganando terreno en toda Europa.
El atractivo de las fuerzas de derecha en tiempos de cambio
Piotr Buras, director de la oficina de Varsovia del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, afirma que Polonia forma parte de un patrón más amplio en el que los votantes se inclinan por las fuerzas populistas en un contexto de rápidos cambios sociales. Sin embargo, también cita factores locales, como la desilusión con la coalición de Tusk.
Esa coalición, que abarca todo el espectro ideológico, ha tenido dificultades para llegar a un acuerdo sobre temas clave, como la liberalización de la ley del aborto, una promesa de campaña. Mientras tanto, el presidente conservador saliente, Andrzej Duda, ha bloqueado parte de la agenda de Tusk. Los observadores afirman que los votantes de la coalición deben estar muy movilizados el domingo para derrotar a Nawrocki.
Muchos votos en la primera vuelta se destinaron a candidatos de protesta. Entre los votantes de 18 a 29 años, más del 35 % respaldó a Mentzen, y casi el 20 % apoyó al candidato de izquierdas Adrian Zandberg, según las encuestas a pie de urna.
Además, un antisemita de extrema derecha, Grzegorz Braun, obtuvo más del 6% de los votos en total.
Buras cree que los candidatos de protesta de derecha son más atractivos hoy que los de izquierda porque prometen restaurar un pasado perdido, mientras que la izquierda promete un futuro mejor que muchos ven como inalcanzable.
“El mundo está cambiando, la sociedad está cambiando muy rápido, mucho más rápido que en cualquier otro momento del pasado”, dijo Buras. “La gente está preocupada y vota por quienes dicen que podemos volver al pasado glorioso”.
Campaña en un escenario de YouTube
Desde la primera vuelta, Mentzen, colíder del partido Confederación, ha presentado a ambos candidatos una lista de demandas de ocho puntos: ningún impuesto nuevo, defensa de los pagos en efectivo, ampliación del derecho a poseer armas y oposición a la adhesión de Ucrania a la OTAN, entre otras.
Nawrocki, que apareció en el programa de Mentzen el 22 de junio, firmó los ocho puntos, incluida la controvertida postura sobre Ucrania, rompiendo con el apoyo de larga data de su partido Ley y Justicia a la integración de Kiev con Occidente.
Trzaskowski compareció dos días después. Dijo que podía estar de acuerdo con algunos puntos, como la restricción fiscal, pero rechazó otros. Defendió firmemente los derechos LGBTQ+ y reafirmó que Ucrania debería unirse a la OTAN una vez terminada la guerra, considerándolo clave para la seguridad de Polonia.
Las entrevistas de YouTube han dominado la conversación política, subrayando cómo Mentzen, un outsider experto en TikTok, ha revolucionado las campañas tradicionales.
El intercambio entre Trzaskowski y Mentzen el sábado fue en ocasiones tenso, especialmente sobre los derechos LGBTQ+, pero se mantuvo civil y sustancial.
En muchos sentidos, eclipsó el tradicional debate televisado del día anterior. La esencia de ese debate no pareció cambiar el rumbo de la campaña. El tema más comentado por los polacos fue un breve momento en el que Nawrocki se metió algo en la boca, que luego afirmó ser una bolsa de tabaco. Algunos han cuestionado si es apto para ser presidente si no pudo aguantar un debate de dos horas sin fumar.
Una reunión posterior al debate con cerveza
Después de los intercambios a veces acalorados, Mentzen se sentó a tomar una cerveza con Trzaskowski y otros en el pub de su propiedad.
La reunión informal fue documentada por el ministro de Asuntos Exteriores, Radek Sikorski, quien también estuvo presente. El sábado por la noche, publicó un video en redes sociales que mostraba al grupo con el lema: «Por una Polonia que une, no divide».
El vídeo se volvió viral rápidamente y los comentaristas especularon sobre si fue un gesto espontáneo o una acción política calculada.
Fue también un ejemplo más, si hacían falta más, de cómo las fuerzas de extrema derecha en Europa están siendo poco a poco aceptadas.
Para Mentzen, el momento también fue incómodo. El hombre que se hizo famoso criticando a la élite política parecía tener buenas relaciones con figuras del establishment. Los críticos de la extrema derecha lo atacaron, revelando fracturas en el movimiento que él ayudó a popularizar.
Tras días de promesas de apoyo, Mentzen anunció el miércoles por la tarde que no se lo ofrecería a ninguno de los candidatos. "Voten como les dicta su conciencia", dijo a sus partidarios.
Fuente: AP
